Desde tiempos antiguos las comadronas han asistido en el alumbramiento. Para ayudar a la madre, así como a la matrona, se han utilizado ciertas sillas parteras. Es posible que se tratara de dos piedras grandes o ladrillos sobre las que la madre se ponía en cuclillas durante el alumbramiento.
La palabra hebrea que se traduce “asiento para partos” en el libro de Éxodo(ʼov·ná·yim) está relacionada con el término hebreo para “piedra”, y solo aparece una vez más en la Biblia, en Jeremías 18:3, donde se traduce “ruedas del alfarero”. Los antiguos jeroglíficos confirman que tales sillas parteras se empleaban en Egipto.
Hipócrates siglo V a. C recomienda el sillón obstétrico griego para parir. Existe un vaso en el Museo de Atenas donde se dibuja un parto en silla. También existe un bajorrelieve en el Museo de Cesirola. Chipre, que se ve una mujer pariendo en un sillón.
Alfonso X (1221-1284) de Castilla. Escribió “Las Cantigas de Santa María” es un conjunto de canciones líricas, escritas en galaico-portugués y acompañadas de notación musical y unas vistosísimas ilustraciones que se hallan entre lo mejor de la pintura de su tiempo. El Códice LXXXIX de las Cantigas de Alfonso X. se encuentra en la biblioteca de El Escorial, y en él descubrimos un parto con silla.
Tener una silla partera era todo un lujo que solo se podían permitir las clases dominantes o más pudientes. Históricamente, las sillas de parturición o parto apoyaban a la madre durante el trabajo de alumbramiento, algunas, sus apoyabrazos se podían mover para la comodidad de la madre. El asiento estaba configurado para permitir el acceso durante el nacimiento y proporcionar una ruta clara para que el bebé emerja.
CONCEPCIÓN
• Las casas eran los lugares "habituales"
en los que tenía lugar el parto, nada de hospitales y aún dentro de
la casa, los partos se desarrollaban en los dormitorios o dónde "más
caliente había". De igual manera también eran frecuentes (por increíble
que parezca) los partos en la silla. Al parto asistía una comadrona, a la que
solía pagársele la voluntad, que venía a ser el sueldo que pudiera ganar una
mujer en un día normal, o bien se le daba algo, sí se veían necesidades en ella
para que comiera, aunque la verdad en especie nunca se le daba lo mejor, esa es
la pura verdad.
El médico también asistía en el parto aunque las revisiones
médicas de las futuras mamás no eran muy periódicas, de hecho las mujeres daban
a luz y nunca visitaban al médico durante los meses de gestación.
Se procuraba
en lo posible, tener bien aseada a la madre y a su criatura, para proteger las
camas de sangres de posibles derrames y de otras impurezas se solían poner
mantas de muletón atravesadas en la cama.
A los chiquillos que salían un poco
apuradillos, se les daba unos azotes y se les ponía entre algodones y botellas
de agua caliente para que tuvieran así la misma temperatura.
• En los días previos al parto, se preparaban las
canastillas, con los pañales, con toda la ropa que necesitara el niño, la cuna
o canastillo, eso era algo que las madres hacían con mucha ilusión.
También se
preparaban una especie de camisillas con mangas, unas mantillas que eran
gruesas, de muletón las llamaban y en la canastilla también se preparaban
vendas, cintas que luego servirían para atarle al niño el cordón umbilical, las
tijeras, gasas y alcohol. Cuándo la mujer se ponía de parto, se encomendaba a
la Virgen y a S. Ramón Nonato, encendiendo velas.
• Los primeros cuidados que tenía el recién nacido
eran, la limpieza de la cara y del ombligo. A los chiquillos que nacían muy
débiles, se les ponía un gorro que llamaban "aprietacascos" o
chichoneras, se evitaba así que al chiquillo se le cayera la cabeza.
A los
chiquillos se les solía poner boca abajo y con la cabeza ladeada, se les ponía
una especie de amuletos y medallas, para prevenir futuras enfermedades. Se les
limpiaba los ojos con agua de manzanilla.
• Por lo que respecta a la madre hay que decir que,
guardaba cama durante unos 8 ó 10 días aproximadamente y estaba a base de
caldos y cuando ya se levantaba, podía comer de todo un poco.
Los caldos eran
de gallina, jamón, en fin, un buen caldo para que la madre pudiera criar bien
al niño y a éste no le faltara el pecho de la madre.
En ocasiones los
chiquillos eran amamantados por otras mujeres distintas de le madre, eran
"las amas de cría".
Se les daba de mamar durante 1 año y medio o 2
años y para cuándo no había manera de acallar al chiquillo, dado que no había
chupetes, se solía poner una "muñequeta de azúcar" o un trozo de tela
limpio en dónde se echaba leche condensada y se le daba al niño, el remedio era
casi infalible.
• Al recién nacido se le cortaban las uñas, solía ser
la madre, se decía que cuándo a los chiquillos les cortaba las uñas una persona
que cantaba bien, tendría este después una bonita voz.
Existían
"sistemas" para averiguar si el futuro bebé iba a ser niño o niña.
Había un método que consistía en echar una raspa de sardina a la lumbre, si al
primero que se veía era a un hombre, se decía entonces que nacería un chico, en
cambio, si a quién se veía era a una mujer, indicaba que el bebé sería una
chica.
Otro ejemplo, se decía que si echabas una paletilla de conejo a la
lumbre, si ésta se abría, el bebé sería una niña si por el contrario, la
paletilla del conejo se quemaba sin abrirse, se trataría de un niño.
También se
les decía a las mujeres que estaban embarazadas que se pusieran a andar y se
decía:"rampa en pata, hija en casa", se decía que si las mujeres
cojeaban tendrían una niña.
Si la concepción había sido en luna llena, nacería
un niño y sí no había sido así, nacería una chica.
En realidad, esto no ha
regido en todos los casos, de ahí que no pueda decirse que son generalidades,
antes bien, personalmente se me antojan casos muy particulares y no muy basados
en la ciencia que digamos, en cualquier caso, dicho queda y valgan meramente
como ejemplos de "gramática parda" de nuestros mayores.
• Para unos los hijos levantaban la casa, aunque antes
como ahora, había hijos que echaban la casa a perder. En favor de las chicas, se
decía:"...el que tiene chicas come buñuelos, el que no las tiene, por las
nueras no es igual".
En plan egoísta, se quería chicos en la casa, para
que éstos pudieran ayudar en las tareas del campo. Aunque también había otro
refrán que decía que "valía más una hija puta, que cien hijos
canónigos", cuando una familia cargaba de chicas, o aquel otro que decía
"sí tienes hijas comerás gallo, pero sí tienes hijos no lo catarás".
Alguna vez se ha oído que, a los hombres se les cría dos veces, una vez los cría
la madre y otra segunda, la mujer. Como puede verse, opiniones hay para todos
los gustos.
• No puede decirse que hubiera información de las
futuras mamás en todo el período que duraba el embarazo. Si había una frase que
vendría a definir lo que era el embarazo. El parir es juventud, es salud, lo
mejor que me ha pasado en la vida.
Con razón se ha dicho, el criar envejece
pero el parir rejuvenece.
FUENTE:
https://eltrotedelaculebra.com/2017/12/29/la-silla-de-parto-un-lujo-de-los-mas-pudientes-en-la-edad-media/
©Pedro Pablo Romero Soriano RS
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