Folklore manchego. La alacena de Don Quijote - Pozo Cañada

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miércoles, 23 de mayo de 2018

Folklore manchego. La alacena de Don Quijote


Fotografía: Albacete Diario



EL TRAJE REGIONAL MANCHEGO

El Traje típico manchego es el que se usó en los siglos XVIII y XIX y que fue recuperado en el siglo XX para su exhibición en actos conmemorativos y solemnes. 
Se caracteriza por las líneas sencillas y sobrias, y abunda el color negro y el blanco, combinados con colores variados de tonos pardos. El traje de faena es el usado por las clases bajas para las labores del campo. 
En las mujeres se distingue el uso del percal estampado en cuadros o en vichy, por lo general en tonos azules y blancos o en negro y blanco. 
Se lleva de esta tela la blusa y la saya. Se acompaña de delantal oscuro, pañuelo de hombros (cuyo color varía del blanco al de cuadros), pañuelo en la cabeza (que sólo se usa para el campo). 
El hombre lleva medias, polainas de estameña marrón o de colores atadas a la pantorrilla por las correas de las abarcas, calzón de paño, fajín enrollado (sólo para el campo). 
En el pueblo se usará un fajín a modo de cinturón de cuero ancho), camisa blanca o de cuadros del mismo material que la de la mujer, pañuelo al cuello (más pequeño que el de la mujer), pañuelo a la cabeza; y sombrero de paja de ala más corta que el de la mujer. 
El traje de domingo o de gala. En la mujer se caracteriza por el refajo de rayas de colores de estameña. 
Se complementa con jubón negro, mandil de seda negro y medias de rayas de colores o blancas. Lleva también una pañoleta cogida con alfileres al jubón (blanca para las solteras y negra para las casadas), mantón blanco o negro, o estampado de colores llamado “de mil colores”, o “de pisto”. Calza zapato negro de tacón. 
El hombre usa camisa blanca, chaleco oscuro y calzón del mismo color (normalmente azul, verde, marrón o negro); medias blancas o azules, cinturón ancho de cuero y terciopelo bordado (los bordados son de flores y llevan las iniciales del propietario), en el cinturón lleva dos bolsas: una para el tabaco y otra para el dinero y el pañuelo de mano. 
Usa también chaquetilla corta de tipo andaluz, adornada de madroños o de botonaduras de plata (influencia castellana); zapatos negros y sombrero calañés de ala ancha.

MANCHEGOS


Era una noche estrellada de verano, cuando con los ojos adormecidos, me tiré en la vieja colchoneta de los primos. Todos estábamos en el patio, tras una cena ligera de mojete y tajás de jamón. 
Observaba a los tíos, a la abuela, a mis padres. El sueño me vencía pero el run run de la conversación me tenía despierta. 
Eran manchegos, decían. Por mi mente pasaban escenas de “Don Quijote de la Mancha”, la serie de dibujos animados que seguía con devoción. Me gustaba verla, porque en ella, aparecían imágenes que yo creía conocer. 
“Somos manchegos, y parece mentira cómo se echa de menos este lugar que nos vio crecer”. Sus ojos estaban empañados. 
Miré al cielo estrellado, y justo en ese momento la abuela acariciándome dijo “ves, este cielo es único, como tantas cosas que nos quedan tan lejanas”. 
Alcé mi pequeña mano, intentando tocar aquel manto estrellado que tintineaba a lo lejos. 
Pensé que los manchegos soñaban en añil, ese color tan propio de sus casas. Vinieron a mí olores propios de aquella tierra, envueltos en polvareda, tras el paso de las ovejas. 
Ovejas y pastores, que cada tarde pasaban por casa. Olor a mantecados, a borrachos, y a flores de sartén. Estampas que formaban parte de aquellos días que compartía en un espacio tan añorado y lejano. Seguían pasando por mi mente todas aquellas personas que me producían curiosidad: mujeres haciendo bolillos, conversaciones en patios recién refrescados. 
Mujeres con rodetes, con mandiles. El abuelo haciendo capazos de pleita… La lluvia al caer, dejando una estela en la tierra húmeda. Una forma de hablar, sentir y vivir tan diferente a la mía. Olor a cera. Estampas de santos, procesiones interminables. Los nazarenos. Seguían hablando, recordando el tiempo pasado. 
La caducidad de la vida. “Somos manchegos”, volvían a repetir. Un pequeño grillo entró en escena, acompañándome en todos aquellos pensamientos.. No nacer allí me distanciaba de esos sentimientos que iban relatando, pero a la vez, una parte de mi interior se sabía parte de allí. 
El cielo seguía estrellado, mis ojos empezaron a dejarse vencer por el sueño. Seguía escuchando el run run de aquellas voces, y empecé a soñar en añil…


Texto: Rosa Delgado

Fotografía: José Manuel Navia, del libro " Territorios del Quijote".

LEJOS DE LA TIERRA

Cuando uno está lejos de la tierra querida, se vive más intensamente cualquier cosa que nos recuerde ese lugar. 
Una fotografía, una mención. Lejos de la tierra se siente vivamente aquello que un día fue abandonado, para recorrer otros mundos, otras vistas. 
El recuerdo de las tardes al fresco, cuando los mayores se sentaban en unas sillas de madera para sus charlas diarias. 
Horas antes, habían barrido y refrescado la parte de la calle, para más tarde, pasar aquellos ratos donde el tiempo se detenía. 
Paredes acicaladas de azulón, en ese paisaje manchego tan lejano, tan añorado. Cuando la lluvia hace presencia, ese olor a tierra mojada. 
Los rebaños de ovejas, pastando por las cercanías del pueblo. El rumor del viento. Esas campanas sonando a muerto, a celebración, a despedida...
Los buenos días, las buenas tardes. Aquellas miradas infinitas al cielo, plagado de estrellas en verano. 
Cierro los ojos y todos aquellos paisajes vienen a mi mente, para añorar lo querido, lo distante. El frío en invierno, los braseros. 
Los cuentos de la abuela al calor de la lumbre que tan solo existen en nuestra memoria. Tarde de borrachos y mantecados, de paseos por ese lugar que nos vió nacer, o que quisimos por nuestros orígenes. 
Las fiestas del pueblo, los feriantes con las orzas de berenjenas de Almagro, los turrones...
Recuerdos que nos embargan, haciendo que nuestros ojos brillen intensamente y que nos recuerdan lo que un día sentimos. 
Y en esta distancia, añoramos aún más todas esas pequeñas cosas que no forman parte de nuestro paisaje habitual. 
Lejos de la tierra, pero tan cerca...

Fotografía: LA ALACENA DE DON QUIXOTE
Texto: Rosa Delgado




SEGUIDILLAS DE CIUDAD REAL


No mancho a naide

aunque soy de la Mancha

no mancho a naide
aunque soy de la Mancha
no mancho a naide.

No mancho a naide
más de cuatro quisieran
tener mi sangre
más de cuatro quisieran
tener mi sangre.

Viva la Mancha
y la Virgen del Prado
nuestra abogada
y la Virgen del Prado
nuestra abogada.

Nido de flores
eres prado bendito
nido de flores
eres Prado bendito
nido de flores

Nido de flores
donde entre aromas cantan
los ruiseñores
donde entre aromas cantan
los ruiseñores.

En él pasea
La Morena del Prado
bendita sea
la Morena del Prado
bendita sea.

Son tus pestañas
manojo de alfileres
son tus pestañas
manojo de alfileres
son tus pestañas.

Son tus pestañas
cada vez que me miras
tú me las clavas
cada vez que me miras
tú me las clavas.

Sigue mirando
que aunque mucho me mires
no me hacen daño
que aunque mucho me mires
no me hacen daño.


Fotografía: Campo de Criptana-Ciudad Real. Año

 1965.

Guiando el carro de varas, por las traseras.

Autor-José Suárez. Fotos antiguas de España








EL BRASERO



Me gustaba el frío. 



En aquellos días de niñez usaba guantes y bufanda de lana que mamá solía hacerme. 



Los guardaba en el pequeño armario de la mesita. 


Allí, junto a los leotardos esperaban su uso. 

Las tardes de otoño las solía pasar en casa de la abuela. 

Una casa que siempre me pareció cálida. 

En el comedor tenía una mesa camilla, adornada con un tapete de ganchillo, y unas faldas larguísimas, así me lo parecían. 

En una estantería de madera, asomaba la radio. 

Aquel aparato siempre me intrigó. 

Los botones enormes que sobresalían y los números y rayas que se veían. 

La abuela no me dejaba tocarlo. 

Decía que las ondas podían perderse. 

Imaginaba que las ondas eran pequeños duendes a los que les gustaba jugar. 

Para mí aquel aparato era mágico. 

Siempre nos acompañaba Perico, el canario amarillo que solía cantar sin fin. 

Cuando me veía, se asustaba. Solía apartarse de mí, y posarse cerca de la hoja de lechuga. 

Siempre pensé en lo poco que podía volar. 

Pero siempre podría perderse con los duendes de las ondas.. 

El brasero hacía horas que estaba encendido. 

Me enredaba con las faldas de la mesa para estar cerca de él. 

Mis pequeñas manos se tornaban fuego. 

Aquel calor que emanaba encendía todo mi rostro. Me sentía en un cuento. 

La abuela siempre acababa diciéndome que no me acercara tanto, que era peligroso. 

Las faldas volvían a su sitio, mientras el calor nos envolvía en bienestar. 

La tarde iba decayendo, mientras un pozo de tomate y aceite era preparado como merienda. 

La radio empezaba a sonar. Perico se callaba. 

La abuela cogía sus agujas y seguía tejiendo aquella manta a cuadros. 

Los relatos de la radio se escuchaban. 

Una tarde más en aquel rincón que tanto me fascinaba…

Texto: Rosa Delgado.

Fotografía: AntiguoRincon



LA MUJER MANCHEGA, Poema de Antonio Machado



La Mancha y sus mujeres... Argamasilla, Infantes

Esquivias, Valdepeñas, La novia de Cervantes,

y del manchego heroico, el ama y la sobrina

(el patio, la alacena, la cueva y la cocina,

la rueca y la costura, la cuna y la pitanza),

la esposa de don Diego y la mujer de Panza,

la hija del ventero, y tantas como están

bajo la tierra, y tantas que son y que serán
encanto de manchegos y madres de españoles
por tierras de lagares, molinos y arreboles.

Es la mujer manchega garrida y bien plantada,
muy sobre sí doncella, perfecta de casada.

El sol de la caliente llanura vinariega
quemó su piel, mas guarda frescura de bodega
su corazón. Devota, sabe rezar con fe
para que Dios nos libre de cuanto no se ve.
Su obra es la casa ?menos celada que en Sevilla,
más gineceo y menos castillo que en Castilla?.
Y es del hogar manchego la musa ordenadora;
alinea los vasares, los lienzos alcanfora;
las cuentas de la plaza anota en su diario,
cuenta garbanzos, cuenta las cuentas del rosario.

¿Hay más? Por estos campos hubo un amor de fuego,
dos ojos abrasaron un corazón manchego.

¿No tuvo en esta Mancha su cuna Dulcinea?
¿No es el Toboso patria de la mujer idea
del corazón, engendro e imán de corazones,
a quien varón no impregna y aun parirá varones?

Por esta Mancha ?prados, viñedos y molinos?
que so el igual del cielo iguala sus caminos,
de cepas arrugadas en el tostado suelo
y mustios pastos como raído terciopelo:
por este seco llano de sol y lejanía,
en donde el ojo alcanza su pleno mediodía
(un diminuto bando de pájaros puntea
el índigo del cielo sobre la blanca aldea,
y allá se yergue un soto de verdes alamillos,
tras leguas y más leguas de campos amarillos),
por esta tierra, lejos del mar y la montaña,
el ancho reverbero del claro sol de España,
anduvo un pobre hidalgo ciego de amor un día
?amor nublóle el juicio: su corazón veía?.

Y tú, la cerca y lejos, por el inmenso llano
eterna compañera y estrella de Quijano,
lozana labradora fincada en tus terrones
?oh madre de manchegos y numen de visiones?,
viviste, buena Aldonza, tu vida verdadera
cuando ta amante erguía su lanza justiciera,
y en tu casona blanca ahechando el rubio trigo.

Aquel amor de fuego era por ti y contigo.

Mujeres de la Mancha con el sagrado mote
de Dulcinea, os salve la gloria de Quijote.


Fotografía: Francesc Català Roca. Mujeres en las Cuevas de la Guardia (Toledo). Años 50


CINCO LOBITOS

Cinco lobitos
tiene la loba,
cinco lobitos,

detrás de la escoba.




Cinco lobitos,

cinco parió,

cinco crió,

y a los cinco,

a los cinco

tetita les dió.



Pulgar, pulgar,

se llama éste,


éste se llama índice
y sirve para señalar,

éste se llama corazón
y aquí se pone el dedal,

aquí se pone el anillo
y se llama anular

y este tan chiquitín
¡meñique, meñique!.

Fotografía: Del blog Genealogía, Historia y Antropología.

LA TARARA

Tiene la Tarara

Un vestido blanco

Con lunares rojos

Para el Jueves Santo.



La Tarara sí,

La Tarara no,

La Tarara niña

Que la bailo yo.



Tiene la Tarara

Un dedito malo

Que curar no puede

Ningún cirujano.


La Tarara sí,
La Tarara no,
La Tarara niña
Que la bailo yo.

Tiene la Tarara
Unos pantalones
Que de arriba abajo
Todo son botones.

La Tarara sí,
La Tarara no,
La Tarara niña
Que la bailo yo.

Baila la Tarara
Con bata de cola,
Y si no hay pareja
Bailotea sola.

La Tarara sí,
La Tarara no,
La Tarara niña

Que la bailo yo.

Tiene la Tarara
Un cesto de flores
Que si se las pido
Me da las mejores.

La Tarara sí,
La Tarara no,
La Tarara niña
Que la bailo yo.

Fotografía: Carlos Saura. Imagen de una familia dentro de la serie 'Paisajes, pueblos y gentes de Cuenca'.


SEGUIDILLAS DE ALBACETE


Albacete está en llano,

Chinchilla en cuesta,

la Virgen de los Llanos 

a la traspuesta.



Desde el alto de Chinchilla

se ve la Roda,

Albacete y Almansa,

la Mancha toda.



Para bailar manchegas

se necesita

una buena guitarra

y unas postizas.



Canta y no vayas triste

sobre el arado
que tu intento y el mío
será logrado.

De los cuatro muleros,
que van al agua,
el de la mula torda 
me roba el alma.

Con la escoba pequeña, 
niña no barras,
que se te ven los picos
de las enaguas.

Fotografía: Cristina García Rodero.



DÓNDE ESTÁN LAS LLAVES


Yo tengo un castillo,

matarile, rile, rile.

Yo tengo un castillo,

matarile, rile, ron chimpón.



Dónde están las llaves,

matarile, rile, rile.

Dónde están las llaves,

matarile, rile, ron, chimpón.



En el fondo del mar,

matarile, rile, rile.

En el fondo del mar,

matarile, rile, ron, chimpón

.

Quién irá a buscarlas,

matarile, rile, rile.

Quién irá a buscarlas,
matarile, rile, ron, chimpón.

Yo tengo un castillo,
matarile, rile, rile.
Yo tengo un castillo,
matarile, rile, ron chimpón.

Dónde están las llaves,
matarile, rile, rile.
Dónde están… 

Fotografía: León-1900/1910.Mercado en la plaza del Grano. Fotografía Ángel Rodríguez. 

Museo Etnográfico de Castilla y León. Fotos Antiguas de España.


LA BRISCA


La abuela tenía una baraja de cartas españolas. La guardaba en el pequeño cajón de una mesita. 



Estaba desgastada de tanto uso. Me gustaba tocar los bordes de la misma; me imaginaba todas las huellas dejados por otros. 



Las tardes de sábado solíamos jugar a la brisca ella, la tía Sara y yo. 



Preparaba la abuela la mesa, con un hule de frutas. Sacaba un pequeño plato con pipas de calabaza y alguna almendrilla. 



Tres vasos de duralex ámbar, con una limonada recién exprimida. 



La radio sonaba de fondo, pero con un volumen mucho más bajo del habitual. 



Repartía la tía Sara, y las tres pasábamos horas jugando a aquel juego con el que tanto disfrutaba. 



A veces mentaban a personas desconocidas; el tío Sabino era muy recurrente. 



El pobrecico mío lo mucho que padeció recogiendo aceituna, con aquellas escarchas. 


Las observaba atentamente, sin perder comba en el juego. 

Hablaban de un lugar que me quedaba lejano, de personas que nunca había visto, y sin embargo era como si estuviesen a mi lado. 

Siempre con su moñete recogido con aquellos alfileres de alpaca. 

Intentaba imaginarlas con el pelo suelto. Una vez vi. a la abuela cómo se lavaba el pelo. 

Era larguísimo, llegaba hasta la cintura. Un pelo lacio, que se lavaba con agua y vinagre. 

Luego se lo secaba, y lo recogía. Decía que a su marido le gustaba largo, así que no había manera de que se lo cortara. 

Y el abuelo, llevaba más de treinta años en el país de los ausentes, pero ella le guardaba ese deseo. La tarde iba decayendo. 

A la tía Sara le daba mucha rabia cuando nos salía un as, y le comíamos el tres. Se sulfuraba, echando las cartas sobre el hule. 

La abuela y yo sonreíamos. La brisca, aquellas tardes, aquellos momentos…

Texto: Rosa Delgado. 
Fotografía: Mujeres jugando a las cartas. La fototeca popular de Jiloca.


EL ABUELO

Me gustaba la Semana Santa. Los meses previos, estando en el colegio, contaba los días que quedaban para acercarme a aquel rincón que tanta felicidad me daba. Aquellos pueblos pintados de añil, donde la cebada jugueteaba altiva. 


Soñaba con los molinos de viento, mientras dibujaba capirotes de nazareno en los folios de mi libreta. Olores de fruta de sartén asomaban. 

Podía cerrar los ojos y de nuevo estaba allí, en aquel paisaje lleno de añoranzas. Las ovejas me cautivaban. Solían pasar cerca de casa, y entonces, volaba hacia ellas. 

El abuelo no entendía aquel exacerbado cariño hacia aquellos animales. A veces se acercaba al pastor, y ambos charlaban sobre sus cosas, mientras yo intentaba acariciar sin éxito a aquellas amigas que me acompañaban en mis recuerdos. 

El abuelo no era excesivamente cariñoso. La parquedad de sus palabras me sorprendía. Yo lo miraba fijamente. Aquel semblante tan rudo, las arrugas que adornaban su rostro, aquellas manos tan ásperas al tacto. 

Siempre lo encontraba haciendo serijos, con la pleita que tenía guardada en un viejo chozo, o al menos así lo llamaba. Me gustaba estar cerca de él. A veces me atrevía a preguntarle algo, él me miraba y atinaba a decir “menuda alcucana estas hecha”. 

Mi imaginación corría rauda, sin entender la expresión empezaba a soñar que las alcucanas eran aquellas a las que les gustaban los almendrucos. Cómo el siempre me los partía, sería por eso. 

Pasaba horas tejiendo aquella pleita, y dando forma con unas agujas muy largas. Tan solo mascullando aquellas palabras “menudo apaño de serijo está saliendo”. 

Se enfadaba, y volvía de nuevo a su labor. A lo lejos escuchábamos los sonidos de las cornetas.

 Cebada y amapolas adornaban aquel paisaje que tanto extrañaba. Abrí los ojos, y conté de nuevo los días que quedaban. 

Tan sólo uno. De nuevo regresaría con el abuelo. De nuevo viviría intensamente la Semana Santa…


Texto: Rosa Delgado.
Fotografía: Los renglones de Paco Arenas.
Haciendo pleita con gato negro.

A LA MANCHA MANCHEGA



A la mancha manchega

Que hay mucho vino,
Mucho pan, mucho aceite,
Mucho tocino,
Y si vas a la Mancha
No te alborotes
Porque vas a la tierra
De Don Quijote.

La Virgencita del Prado
Le dijo a la del Pilar
Si tú eres Aragonesa
Yo soy manchega y con sal
Si tú eres Aragonesa
Yo soy manchega y con sal.

A la mancha manchega
Que hay mucho vino,
Mucho pan, mucho aceite,
Mucho tocino,
Y si vas a la Mancha
No te alborotes
Porque vas a la tierra
De Don Quijote.

Una rubia vale un duro
Una morena dos,
Yo me voy con lo barato
Rubia de mi corazón
Yo me voy con lo barato
Rubia de mi corazón.

A la mancha manchega
Que hay mucho vino,
Mucho pan, mucho aceite,
Mucho tocino,
Y si vas a la Mancha
No te alborotes
Porque vas a la tierra
De Don Quijote.

Los demonios son los hombres
Según dicen las mujeres
Y siempre están deseando
Que el demonio se las lleve
Y siempre están deseando
Que el demonio se las lleve.

A la mancha manchega
Que hay mucho vino,
Mucho pan, mucho aceite,
Mucho tocino,
Y si vas a la Mancha
No te alborotes
Porque vas a la tierra
De Don Quijote.

Fotografía: Fotografías antiguas de Villafranca de los Caballeros


SEGUIDILLAS DE ALBACETE


Albacete está en llano,

Chinchilla en cuesta,

la Virgen de los Llanos 

a la traspuesta.



Desde el alto de Chinchilla

se ve la Roda,

Albacete y Almansa,

la Mancha toda.



Para bailar manchegas

se necesita

una buena guitarra

y unas postizas.



Canta y no vayas triste

sobre el arado

que tu intento y el mío

será logrado.



De los cuatro muleros,

que van al agua,

el de la mula torda 
me roba el alma.

Con la escoba pequeña, 
niña no barras,
que se te ven los picos
de las enaguas.

Fotografía: Vicente Nieto Canedo. Família reunida en domingo Moral de Calatrava 1.956

A LA MANCHA MANCHEGA



A la Mancha manchega

Que hay mucho vino

Mucho pan, mucho aceite, 

Mucho tocino

Y si vas a a la Mancha

No te alborotes,

Porque vas a la tierra 

De Don Quijote.




La Virgencica Los Llanos

Le dijo a la del Pilar

Si tú eres aragonesa,

Yo soy manchega y con sal.




A la Mancha manchega

Que hay mucho vino

Mucho pan, mucho aceite, 

Mucho tocino

Y si vas a a la Mancha

No te alborotes,

Porque vas a la tierra 

De Don Quijote.




Una rubia vale un duro

Una morenita dos,

Yo me voy por lo barato
Rubia de mi corazón.


A la Mancha manchega
Que hay mucho vino
Mucho pan, mucho aceite, 
Mucho tocino
Y si vas a a la Mancha
No te alborotes,
Porque vas a la tierra 
De Don Quijote.


De las dos que están bailando
La que lleva el delantal
Es la novia de mi hermano
Que pronto será mi cuñá.


A la Mancha manchega
Que hay mucho vino
Mucho pan, mucho aceite, 
Mucho tocino
Y si vas a a la Mancha
No te alborotes,
Porque vas a la tierra 
De Don Quijote.


Si vas a misa por verme
No vayas a la primera
Ni tampoco a la segunda,
Que yo voy a la tercera.


A la Mancha manchega
Que hay mucho vino
Mucho pan, mucho aceite, 
Mucho tocino
Y si vas a a la Mancha
No te alborotes,
Porque vas a la tierra 
De Don Quijote.


Veinticinco calvos fueron
Un día a confesar
Y salió el cura diciendo
Esto parece un melonar.


A la Mancha manchega
Que hay mucho vino
Mucho pan, mucho aceite, 
Mucho tocino
Y si vas a a la Mancha
No te alborotes,
Porque vas a la tierra 
De Don Quijote.


Tú madre tuvo la culpa
Por dejarse la puerta abierta
Yo la tuve por entrar
Y tú por estarte quieta.


A la Mancha manchega
Que hay mucho vino
Mucho pan, mucho aceite, 
Mucho tocino
Y si vas a a la Mancha
No te alborotes,
Porque vas a la tierra 
De Don Quijote.


Si tuviera una naranja
Contigo la partiría
Pero como no la tengo
Jódete vidita mía.


A la Mancha manchega
Que hay mucho vino
Mucho pan, mucho aceite, 
Mucho tocino
Y si vas a a la Mancha
No te alborotes,
Porque vas a la tierra 
De Don Quijote.


Cuando se va pa Albacete
Lo primero que se ve
Son las ventanas abiertas
Y las camas por hacer.


A la Mancha manchega
Que hay mucho vino
Mucho pan, mucho aceite, 
Mucho tocino
Y si vas a a la Mancha
No te alborotes,
Porque vas a la tierra 
De Don Quijote.


Ursula que estás haciendo
Tanto tiempo en la cocina
Le estoy quitando las plumas
A esta jodida gallina.


A la Mancha manchega
Que hay mucho vino
Mucho pan, mucho aceite, 
Mucho tocino
Y si vas a a la Mancha
No te alborotes,
Porque vas a la tierra 
De Don Quijote.


Fotografía: Fernando Martín del Pozo.

A la Mancha Manchega,esta versión la facilitó Domitila Moreno Díaz de Hellín (Albacete)



AQUELLA NAVAJA



Éramos como la mayoría.

Una familia pobre de artesanos.

Mi madre repartía la fuente del guisado por los platos...



...el buen pan de La Roda mi padre hacía pedazos.


El pan grande en el pecho, la navaja en la mano.

Servía la navaja para todo,

para sacarle punta al tranco,

para afilar el lápiz, para el corcho rebelde,

para el tocino magro.

para mondar naranjas,

para mojar la sopa en caldo,

para pelar patatas, arreglar el gazapo.



Cortar el nudo, desplegar la caja

y poner un cartón a los zapatos,

echar la sal el huevo y cortar a la vid el primer ramo,

para pelar la vara del camino

y poner nuestros nombres en un árbol.



Navaja de mi padre, ¡cuántas cosas hacías en su mano!



Cada Feria veníamos padre e hijo

cogidos de la mano,

comíamos en la Cuerda,

junto al carro con toldo de un paisano,

la merienda que madre preparaba

y después de los toros,

padre compraba turrón blando,
que era el que ella quería,
pero siempre el feriado
fue renovar la fiel navaja.

Años después, llevé yo solo el turrón blando.
Ahora ya se fueron los dos,
mas compro la navaja y me la guardo.
Quizá esta Feria un hijo mío
me compre una navaja de regalo.

Letra: Juan José García Carbonell
Fotografía: La cerca. Vendedores ambulantes de navajas de Albacete de mediados del siglo XX.



FANDANGO



Lo cantaba una serrana

el fandanguillo manchego

lo cantaba una serrana

a la una ya las dos

y a las tres de la mañana

el fandanguillo manchego.



Tío, tío, tío

toque usted el fandango

Sobrina del alma

ya lo estoy tocando.

Tío, tío, tío

tóquelo usted bien.

Sobrina del alma ya lo tocaré.



Me casé con un herrero

me casé con un herrero

por comer cosas calientes

y por la noche me daba

con un martillo en los dientes.

Me casé con un herrero.



Anoche me salió un novio

anoche me salió un novio

y se lo dije a mi abuela

que estaba picando sopas

y me llenó la cazuela.

Anoche me salió un novio.



A mi suegra la llevé
a mi suegra la llevé
a la feria del Pedrote
y no la pude cambiar
por ser corta de trote.
A mi suegra la llevé.

Allá va la despedida
Allá va la despedida
la que echan los labradores
con una mano en la faja
y en la otra un ramo de flores.
Allá va la despedida.

Fotografía: Romería en Tomelloso. Pinterest


CANCIÓN DE SAN ISIDRO



San Isidro bendito

Patrón de agricultores,

Bendice nuestros campos

Y nuestras labores.



Ante tu presencia

Hoy todos reunidos,

A los labradores

Tus hijos queridos.



Digno de alabanza

En tono ferviente,

Para que los campos

Nos los cuides siempre.



San Isidro bendito

Patrón de agricultores,

Bendice nuestros campos

Y nuestras labores.



San Isidro bendito

Le dice a San Urbán:

Tenemos que darles agua

Que tienen necesidad.



¡Viva San Isidro!



Autor: Raúl Luna. Del blog Villahermosa

Fotografía: Centro de estudios herencianos.
SEGUIDILLAS DE CIUDAD REAL



No mancho a naide

aunque soy de la Mancha
no mancho a naide


aunque soy de la Mancha

no mancho a naide.



No mancho a naide

más de cuatro quisieran

tener mi sangre

más de cuatro quisieran

tener mi sangre.



Viva la Mancha

y la Virgen del Prado

nuestra abogada

y la Virgen del Prado

nuestra abogada.



Nido de flores

eres prado bendito

eres prado bendito

nido de flores.



Nido de flores

donde entre aromas cantan

los ruiseñores

donde entre aromas cantan

los ruiseñores.



En él pasea

la Morena del Prado

bendita sea

la Morena del Prado

bendita sea.



Son tus pestañas

manojo de alfileres

son tus pestañas

manojo de alfileres
sontus pestañas.

Son tus pestañas
cada vez que me miras
tú me las clavas
cada vez que me miras
tú me las clavas.

Sigue mirando
que aunque mucho me mires
no me hacen daño
que aunque mucho me mires
no me haes daño.

No mancho a naide
aunque soy de la Mancha
no mancho a naide
aunque soy de la Mancha
no mancho a naide.

No mancho a naide
más de cuatro quisieran
tener mi sangre
más de cuatro quisieran
tener mi sangre.

Fotografía: Biblioteca Digital de Castilla-La Mancha.
Mujeres haciendo punto en Torrubia del Campo (Cuenca).



JOTA DEL BONILLO
Eres curro en el andar
y en ponerte la montera
y en eso de trabajar

tienes muy mala madera.

Con un pastor me caso
me da la gana
si tropiezo en el queso
caigo en la lana.

Dama de los veinte novios
y conmigo veintiuno
si “tos” fueran como yo
te quedarías sin ninguno.

A tu madre le meto
y a tí te saco
de la faldiquerilla
para tabaco.

Si quieres venir a verme
en mi cuarto duermo sola,
la puerta está sopiabierta
la atraco con una bola.

Con un pastor me caso
me da la gana
si tropiezo en el queso
caigo en la lana.

Al pasar por el Bonillo
me dijo una bonillera
que si quería meterle
la mano en la faldiquera.

A tu madre le meto
y a ti te saco
de la faldiquerilla
para tabaco.

Al pasar por tu puerta
sentí el mortero
algún atascaburras
me estás haciendo.

Fotografía: Verdelpino blogspot.com


     EL TERRADO DE LA ABUELA

Me gustaba enredar en aquel terrado, todo lleno de tiestos con plantas. En aquella época, cuando la niñez asomaba avispada, todo me parecía enorme. Geranios rojos, mezclados con tomillo, y unas plantas verdes sin flor.

Solíamos subir a él cuándo el buen tiempo hacía acto de presencia. Siempre recuerdo a la abuela con aquel delantal, que llevaba sobrepuesto encima de la ropa. Subíamos los escalones que daban acceso al mismo, mientras ella, reclamaba que me agarrase bien a la baranda.

Siempre subía tras ella, y curiosa miraba aquellas medias sujetas con una liga que no llegaban a la rodilla. Siempre pensaba que el frío se enredaría entre sus piernas, ¿por qué no llevaría leotardos como yo? Llegar al terrado era toda una aventura, a las plantas se unían un par de gallinas que revoleaban en busca de sol.

María y Rufina, así se llamaban, Yo me pasaba largos minutos hablando con ellas, la abuela sonreía y decía “ya estás con la letanía de los cuentos”. A veces, tenía que salir corriendo tras ellas, pues orgullosas, me miraban de reojo y salían disparadas.

En el terrado, había una pequeña habitación, donde la abuela guardaba todo tipo de reliquias. Me adentraba en aquella habitación sumida en ensoñaciones. Mi mente pronto empezaba a imaginar tesoros escondidos. Siempre enredando.

Cogíamos unas sillas, y nos sentábamos en el terrado. La abuela con su caja metálica de galletas, donde hilos y agujas convivían. Empezaba a hacer ganchillo, y yo, sentada a su vera, empezaba a observarla.

Conversaciones que nos acompañaban, mientras María y Rufina picoteaban unas pipas de girasol secas. Aquellos días de terrado, donde el sol siempre nos acariciaba…

Texto: Rosa Delgado
Fotografía: LA ALACENA DE DON QUIXOTE


TORRÁS DE LA RODA


Arriba y tente nena,
arriba y tente
que me duelen los brazos
de sostenerte.
Lerelelelelelele.
Cuando me parió mi madre
no es la cosa “pa” reír
mi madre pedos y pedos
y yo sin querer salir.
Lerelelelelelele.
Las mujeres cuando bailan
nos hacen bien la puñeta
en vez de mirar al cielo
nos miran a la bragueta.
Lerelelelelelele.
Todas las mujeres tienen
en el ombligo un pezote,
y un poquito mas abajo
las barbas de Don Quijote.
Lerelelelelelele.
Las sábanas de tu cama
me están diciendo que suba,
“pa” dormir contigo un rato
y gozar de tu hermosura.
Al estilo del Horcajo
allá va la despedida,
al estilo del Horcajo
las mujeres boca arriba
y los hombres panza abajo,
allá va la despedida.

Fotografía: Torralba un Siglo de Historia en Imágenes. Reyes García Crespo con la yunta y el carro.




CANTO DE ARRIEROS

Yo tengo un carro y una galera 
Y un par de mulas campanilleras. 

Las campanillas son de oro y plata
Y esa morena que a mí me mata.

El carbonero por las esquinas
Va pregonando carbón de encina

Carbón de encina, picón de roble
El carbonero no tiene amores.

Anda morena ponte a servir
Y lo que ganes dámelo a mí
Para tabaco para papel
Para cerillas para encender.

Yo tengo un carro y una galera
Y un par de mulas campanilleras.

Fotografía: La Galicia profunda. Carro arriero de Ferrol. Fuente: Blog, “Casa Arnáiz”.


LA MUJER MANCHEGA, Poema de Antonio Machado


La Mancha y sus mujeres... Argamasilla, Infantes
Esquivias, Valdepeñas, La novia de Cervantes,
y del manchego heroico, el ama y la sobrina
(el patio, la alacena, la cueva y la cocina,
la rueca y la costura, la cuna y la pitanza),
la esposa de don Diego y la mujer de Panza,
la hija del ventero, y tantas como están
bajo la tierra, y tantas que son y que serán
encanto de manchegos y madres de españoles
por tierras de lagares, molinos y arreboles.

Es la mujer manchega garrida y bien plantada,
muy sobre sí doncella, perfecta de casada.

El sol de la caliente llanura vinariega
quemó su piel, mas guarda frescura de bodega
su corazón. Devota, sabe rezar con fe
para que Dios nos libre de cuanto no se ve.
Su obra es la casa ?menos celada que en Sevilla,
más gineceo y menos castillo que en Castilla?.
Y es del hogar manchego la musa ordenadora;
alinea los vasares, los lienzos alcanfora;
las cuentas de la plaza anota en su diario,
cuenta garbanzos, cuenta las cuentas del rosario.

¿Hay más? Por estos campos hubo un amor de fuego,
dos ojos abrasaron un corazón manchego.

¿No tuvo en esta Mancha su cuna Dulcinea?
¿No es el Toboso patria de la mujer idea
del corazón, engendro e imán de corazones,
a quien varón no impregna y aun parirá varones?

Por esta Mancha ?prados, viñedos y molinos?
que so el igual del cielo iguala sus caminos,
de cepas arrugadas en el tostado suelo
y mustios pastos como raído terciopelo:
por este seco llano de sol y lejanía,
en donde el ojo alcanza su pleno mediodía
(un diminuto bando de pájaros puntea
el índigo del cielo sobre la blanca aldea,
y allá se yergue un soto de verdes alamillos,
tras leguas y más leguas de campos amarillos),
por esta tierra, lejos del mar y la montaña,
el ancho reverbero del claro sol de España,
anduvo un pobre hidalgo ciego de amor un día
?amor nublóle el juicio: su corazón veía?.

Y tú, la cerca y lejos, por el inmenso llano
eterna compañera y estrella de Quijano,
lozana labradora fincada en tus terrones
?oh madre de manchegos y numen de visiones?,
viviste, buena Aldonza, tu vida verdadera
cuando ta amante erguía su lanza justiciera,
y en tu casona blanca ahechando el rubio trigo.

Aquel amor de fuego era por ti y contigo.

Mujeres de la Mancha con el sagrado mote
de Dulcinea, os salve la gloria de Quijote.

Fotografía: LA ALACENA DE DON QUIXOTE



JOTA PICANTE

Cuando yo era chiquitito
Dormía con la criada
Ahora que soy mayorcito
No quiere la condenada.

Debajo de tu mandil
Pasaría un año entero
Aunque sudase en verano
Y tiritase en invierno.

Dices que no comes nada
Que tienes hambre chiquita
Yo te daré de comer
Huevos con leche y morcilla.

El cura de la Corchuela
Ya no compra más cebada
Porque ha vendido la yegua
Y ahora monta a la criada.

Debajo de tu mandil
Tienes un conejo vivo
Si quires voy esta noche
Y le pego un par de tiros

El cura de Navamuel
Tiene roto el pantalón
Se le ven los perendengues
Del ástil del azadón.

De tu ventana a la mía
Voy a poner una caña
Para que pase la leche
De mi chorra a tu castaña.

Dijo el cura a la criada:
“no precisas confesor
Que yo te confesaré
Debajo del cobertor”.

El cura vendió la yegua
Y el sacristán vendió el potro
Y ahora tienen que montar
El uno encima del otro.


Fotografía: Antonio Torres.




JOTA DE LA BAÑEZA

Dicen que la pena mata,
yo digo que no, que no,
que si la pena matara
ya me habría muerto yo.

Ayer te quise, hoy no te quiero,
tuve ese gusto, hoy no lo tengo.
Hoy no lo tengo ni me acomoda,
galán, contigo no quiero boda.
Asómate a la ventana,
para decir un te adoro,
quiero encender un cigarro
con el fuego de tus ojos.
Ayer te quise, hoy no te quiero,
tuve ese gusto, hoy no lo tengo.
Hoy no lo tengo ni me acomoda,
galán, contigo no quiero boda.
Me llamaste morenita,
la culpa fue de la nieve,
por no compartir conmigo
la blancura que ella tiene.
Ayer te quise, hoy no te quiero,
tuve ese gusto, hoy no lo tengo.
Hoy no lo tengo ni me acomoda,
galán, contigo no quiero boda.
Amores de viejos tiempos
quisiera volver a verlos,
hacerles unas preguntas
si quieren volver a serlo
Ayer te quise, hoy no te quiero,
tuve ese gusto, hoy no lo tengo.
Hoy no lo tengo ni me acomoda,
galán, contigo no quiero boda.
Este pandero que toco
tiene lengua y sabe hablar,
sólo le faltan los ojos
para ayudarme a llorar.
Ayer te quise, hoy no te quiero,
tuve ese gusto, hoy no lo tengo.
Hoy no lo tengo ni me acomoda,
galán, contigo no quiero boda.
Despedida por un año,
despedida por las flores,
Una despedida sola
tuve yo con mis amores.
Ayer te quise, hoy no te quiero,
tuve ese gusto, hoy no lo tengo.
Hoy no lo tengo ni me acomoda,
galán, contigo no quiero boda.

Fotografía: España por la República.


JOTA CASTELLANA

Vengo de moler morena
de los molinos de arriba
duermo con la molinera
no me cobra la maquila.

Y Madrid con ser Madrid
y con ser la ciudad tan grande
sale el sol por la mañana
y se pone por la tarde.

Ya vienen los segadores
de segar de los secanos
de beber agua de aljibe
toda llena de gusanos.

Y a tu puerta planté un pino
y a tu ventana un cerezo
por cada guinda un abrazo
por cada cereza un beso.

Ya vienen los segadores
de recoger la cebada
venimos a dar el voto
al Marqués de la Calzada.

Yo tiré un limón al aire
por ver si coloreaba
cuánto más alto subía
más amarillo bajaba.

Y a una moza maja coja
le decía un majo cojo
maja, como se me antoje
de tu moje,maja, mojo.

Ya vienen los segadores
de segar de La Losilla
descalzos y sin un cuarto
resquebraos de las costillas.

Zapatéate serrana
hasta que rompas el suelo
que si rompes los zapatos,
yo te compraré unos nuevos.

Fotografía: Santi Carreras. La Montserratina, tienda de ultramarinos, Mataró (Barcelona), principios de los 60.


JALBEGAR

Se levantaba temprano, siempre muy dispuesta, y en aquellos días de verano preparaba toda la cal en unos botecillos metálicos que tenía guardados.

Hacía una mezcla con agua, o así me parecía, mientras se anudaba un pañuelo en la cabeza. Aquella bata gris, repuntada de pequeños agujeros y minúsculas gotas de pintura.

Solía cantar mientras preparaba la mezcla, mientras yo, inquieta, la observaba. Me hacía ademanes con la mano, quería que barriese el portal con la escoba pequeña de esparto y cañizo.

La cogía, y nunca podré olvidar cómo raspaba. Me preguntaba a mí misma cómo se podía tener tanto aprecio a algo así. Barría el pequeño portal, plagado de guijarros donde se escondían pequeñas hojas y migas. 

Me acercaba el recogedor de madera tan desgastado, y con una sonrisa me decía “venga hermosa recoge lo barrido que voy a empezar a jalbegar”. 

Jalbegar, cómo me gustaba esa palabra que pronto añadí a aquellas que tanto me fascinaban. Pasaba horas jalbegando, mentando a todos aquellos que conocía y explicándome ausencias prolongadas.

Mañanas de verano, donde Teresilla jalbegaba, en aquellos días de una niñez perdida.

Texto: Rosa Delgado
Fotografía: Geocities



JOTA DE LA VIEJA

Corre que te pongo el manto,
corre que te pongo el velo,
te pongo zapato y media,
corre que te pongo aquello.

Aquello, aquello que tu me dabas,
que estaba bueno por la ventana,
por la ventana y el ventanillo,
dame la mano, toma el anillo.

Tienes el pelo rizado
que no te cabe el sombrero;
tienes fama de buen mozo
si no fueras veletero.

Me diste las calabazas,
me las comí con tocino;
mejor quiero calabazas
que no casarme contigo.

No te fíes de los hombres,
aunque los veas llorar,
que con lágrimas te dicen
el pago que van a dar.

A cantar me ganarás
pero no a saber cantares,
que tengo yo un arca llena
y encima siete costales.

Fotografía: Historia Mota del Cuervo. Vicenta y Julia Fortuna Higueras con sus primas celebrando el día de la lleca en los molinos.





 CUENTOS DE LA ABUELA

No llegaba a la altura de la mesa camilla, en aquella niñez perdida de mi memoria.

La abuela, cogía unos mullidos cojines, que con destreza ponía sobre la silla de madera. Era entonces cuando mis ojos asomaban en lo alto de la mesa.

Aquella mesa camilla, con faldas verdes que llegaban hasta la superficie del suelo, y que cubría el brasero. Él nos regalaba calor en las tardes de invierno. La abuela siempre llevaba moñete, que recogía con unas horquillas de plata.

Sus manos, suaves, siempre acariciaban mi rostro, y yo, le sonreía. Todas las tardes después del colegio, íbamos mamá y yo, a aquella casa que guarda los secretos de mi infancia.

La abuela preparaba una cata de tomate y pan, y tras ello, empezaba a relatar sus cuentos. Cuentos que iba inventando e hilando, uno tras otro, mientra yo, ensimismada me dejaba llevar por la imaginación.

Mis ojos la seguían, mientras ella, movía lentamente sus manos para ensalzar las leyendas que contaba. A veces, en las pocas pausas que realizaba, mis manos levantaban las faldas, para ver la candela del brasero.

Mis manos parecían buscar su calidez. La abuela seguía inmersa en el relato de sus cuentos, y yo me sentía feliz. Terminábamos la tarde entre risas y abrazos.

Sin darme cuenta aquellas tardes, me enseñaron a volar, a vivir otras vidas. Aún hoy puedo sentir la caricia de sus manos en mis recuerdos…


Texto y fotografía: Rosa Delgado



JOTA A DESTIEMPO

A los caños de la fuente
Tengo atado mi caballo
Por ver si hay algún valiente
Que se atreva a desatarlo.

A los pájaros cantando
Les oiré repetir
Que me quieras tú a mi tanto
Como yo te quiero a ti.

A mí no me gustan nada
Las tajadas del jamón
Si se las come mi vecino
Y no me las como yo.

A nadie le debo nada
Más que al padre que me hizo:
Si mi madre me parió
Fue porque le fue preciso.

A los hombres se les da
La mano y no la derecha,
El codo y no del todo
Y a la mierda se les echa.

A mí me llaman el tonto
El tonto de mi lugar
Todos comen trabajando
Y yo como sin trabajar.

A mi novia la subí
A lo alto de un olivo
Cuando me puse debajo
Lo que vi no te lo digo.

A nadie le importa nada
Que yo cante y me divierta
Nadie me da de comer
Que mis dineros me cuesta.

A los novios de mañana
Les damos la enhorabuena
Pa que vivan muy felices
Y se palpen la entrepierna.

A mí me llaman el tonto
Porque me falta un sentío
A ti te falta una teta
El tonto se la ha comío.

A mostrarles mis medidas
Señores yo me dispongo
Metro y medio de estatura
Y dos cuartas de mondongo

Fotografía: Milicianas lavando del Blog El último Condill



EL AFILADOR

Hubo un tiempo en el cual el afilador, formaba parte de la fisonomía de los pueblos y ciudades. Con su característica forma de anunciarse, mediante un sonido con su armónica silbadora, ese sonido que de inmediato hacía notar su presencia, algunos incluso verbalizaban unas frases para prestar nuestra atención.

El afilador, también llamado amolador, era un comerciante ambulante, que ofrecía sus servicios de afilar cuchillos y tijeras, y otros instrumentos de corte, algunos incluso reparaban paraguas.

Hasta no hace muchos años, el afilador transportaba su industria en una bicicleta o motocicleta, cuyos pedales o motor accionaban la rueda de amolar. Hoy en día los afiladores como los conocimos apenas sí existen. los afiladores urbanos tendieron a establecerse en locales situados dentro del recinto de los mercados o en la calle. Siempre quedará en nuestra memoria el sonido de su armónica...


“Afilo hirientes espadas y cuchillos
puliendo todo hierro con hábil mano.
Aquí venga deprisa el barbero a quien no le funciona la navaja
o se le ha quedado sin punta por el paso de los años.
Aquí venga deprisa aquel cuyas tenazas de dos brazos están llenas
de hollín, o a quien una hoz sin afilar retrasa.

Aquí venga corriendo aquel cuya espada podrida de herrumbre
tiembla, y cuyo puñal sin punta no vale.
Afilando con talento todo esto lo arreglaré
para que se pueda cortar lo más duro con cualquier espada”.

Estos versos están en el libro “El libro de los oficios antiguos” de Schopper Hartmann.

Fotografia: Oficios desaparecidos. La Barcelona de Antes. Pinterest.




JOTA CRUZADA

La jota quiere que baile
la jota yo no la sé

por darle gusto a mi amante

la jota yo bailaré.
Anda que diste la vuelta
y la distes del revés
y si la vuelves a dar
ya no puedo querer
ya no puedo querer
ya no puedo querer
Anda que distes la vuelta
y la distes del revés.
Dónde está capa que te tapa
dónde está el salero que yo quiero
dónde está la rubia, la rubia
la rubia que yo venero.
Dónde está capa que te tapa
dónde está el salero que yo quiero
dónde está la rubia, la rubia
la rubia que yo venero.
La rubia que yo venero
está llena de lunares
está llena de lunares
hasta la raya del pelo.
Anda morena pa lante
anda morena pa tras
que el que madruga por verte
que poco sueño tendrá
que poco sueño tendrá
que poco sueño tendrá
anda morena pa lante
anda morena pa tras.
Dónde está capa que te tapa
dónde está el salero que yo quiero
dónde está la rubia, la rubia
la rubia que yo venero.
Dónde está capa que te tapa
dónde está el salero que yo quiero
dónde está la rubia, la rubia
la rubia que yo venero.
Allá va la despedida
la que no quisiera echarte
cada vez que te la echo
el corazón se me parte.
Anda que diste la vuelta
y la distes del revés
y si la vuelves a dar
ya no puedo querer
ya no puedo querer
ya no puedo querer
Anda que distes la vuelta
y la distes del revés.
Fotografía: Del blog La Mancha Wines


EL CANDIL


En las tardes de sábado, en aquella casa de campo donde solíamos pasar los fines de semana, me gustaba salir al jardín. Allí, mi padre tenía un carro; un viejo carro que compró para tener presente sus orígenes.

En el carro había toda clase de aperos de labranza, algunos del abuelo, otros recopilados, y colgado de un extremo un candil de aceite.

Me gustaba acercarme al carro, y tocar todos esos objetos que me quedaban lejanos, pero sin duda, el que más me gustaba tener entre mis manos era aquel candil envejecido por el paso del tiempo y el uso.

Lo observaba con atención, una pequeña mecha, casi diminuta, y un olor a aceite rancio me trasladaba a aquellas historias que mi padre tantas veces me había contado.

Intentaba imaginar aquellos tiempos, donde el asueto y la infancia no existían; donde los ojos de mi padre brillaban tan solo al encender aquel pequeño candil y hacer sus cuentas, leer aquellos libros que guardaba como un Potosí.

Cerraba los ojos y parecía que aquel pequeño objeto me transmitía todos aquellos momentos perdidos en la memoria de mi progenitor…

A la luz del candil, donde aquella mancha profunda intentaba despertar…

Seguía observándolo, acariciándolo, y así entre sensaciones y emociones pasaba aquellas tardes de sábado, jugando con aquel candil que tantas alegrías le había dado a mi padre...

Texto: Rosa Delgado
Fotografía: Pueblos de España, candil antiguo de Génave (Jaén).




JOTA DE FUENLLANA

Cómo quieres que te quiera
Cómo quieres que te quiera

Si no te puedo querer

Que me has hecho unos calzones
Con la bragueta del revés
Con la bragueta del revés
Cómo quieres que te quiera.

Dame la mano niña
Dame la mano niña
No me la aprietes mucho
Que tengo un grano
Que tengo un grano niña
Que tengo un grano
Dame la mano niña
Dame la mano.

Hombre si quieres saber
Hombre si quieres saber
De qué color es la pena
Bájate los pantalones
Y asómate a una colmena
Y arrímate a una colmena
Arrímate a una colmena
Hombre si quieres saber.

Cuidao con las abarcas
Que me rasguñas
Que no son las abarcas
Que son las uñas.
Que son las uñas niña
Que son las uñas
Cuidao con las abarcas
Que me rasguñas.

Mi mujer es tonta y fea
Mi mujer es tonta y fea
Con ella me las compongo
Y le toco la barriga
Y le suena como un bombo
Y le suena como un bombo
Mi mujer es tonta y fea.

Ya no tiene mi suegra
Más que un colmillo
Donde le cuelga a mi suegro
Los calzoncillos.
Los calzoncillos, niña
Los calzoncillos.
Ya no tiene mi suegra
Más que un colmillo.

Allá va, allá va, allá va
Allá va, allá va, allá va
Allá va, allá va, la mía
Allá va, allá va, allá va
Allá va la despedida
Allá va la despedida
Allá va, allá va, allá va.

Fotografía: Del Blog España por la República. Pinarejo en el corazón.



CANCIÓN POPULAR

Me puse a lavar a un negro
por ver si blanco le hacía

y cuanto más lo lavaba

más negro se me ponía.

Se me ha metido en la cabeza
que me he de morir dos veces
la una cuando Dios quiera
la otra cuando tú me dejes.

Mi novia tiene un abrigo
para el frío solamente,
y no se lo pone nunca
porque siempre está caliente.

Mientras tengas quien te fie
no le dejes mal pasar
que harto trabajo tiene
el que tiene que cobrar.

Me quisiste y me olvidaste
y me volviste a querer
zapato que he desechado
no vuelve a entar en mi pie.

Mira si me sabre coplas
que tengo cuatro costales
cuando me pongo a cantar
tiro de la cuerda y salen.

Me quisiste y me olvidaste
y me volviste a querer
zapato que he desechado
no vuelve a entar en mi pie.

Mi madre me lo decía
y yo así lo considero
el que no tiene cabeza
no necesita sombrero.

Mi madre me dió una zurra
el lunes por la mañana
yo le dije " madre mía
buen principio de semana.."

Mi padre me dió una zurra
vaya por amor de Dios
se lo dijo al señor cura
y le dijo que me diera dos.

Mira si sería fea
la que conmigo casó
que no distinguía el cura
si el marido era ella o yo.

Fotografía: Encarna Carrillo, tendilleros esperando llegaran los toros a la salida del pueblo, hacia Sacedón, posiblemente en las fiestas de 1955.www.uam.es




EL PEROL


Te miro, y observo tu breve fisonomía, la reconozco de inmediato, pues aguardas paciente el regreso de los que compartimos contigo momentos intensos durante unos días, ajenos a todo tipo de preocupación, tan solo respirando el aire manchego que nos da alas.

Y es en la despedida de esos días, cuando eres limpiado con mimo, poniéndote aceite, y guardándote en ese rincón ideado para ti.

El perol de los reencuentros,el de los ajos, el de las patatas a la lumbre...

Desde la distancia imagino tu espera, pasan días, meses, y pacientemente nos esperas, para darnos esa alegría de las comidas, esa alegría de cogerte, preparar unos sarmientos y darte vida de nuevo.

Siempre presente en nuestras vidas, en nuestros momentos, disfrutándote sobretodo en esos pueblos de la Mancha que forman parte de nuestra historia.

Refranes alrededor tuyo, historias de antaño, recuerdos y vivencias , todas ellas entorno a ti...

El perol olvidado, tan solo por unos meses, para de nuevo vivir contigo todas las esencias que tanto añoramos.

Texto: Rosa Delgado
Fotografía: LA ALACENA DE DON QUIXOTE



YA SE MURIÓ EL BURRO


Ya se murió el burro.
Ya se murió el burro
de la tía Vinagre,
ya se lo llevó Dios
de esta vida miserable.

Que tu-ru-ru-ru-rú.
Que tu-ru-ru-ru-rú.
Que tu-ru-ru-ru-rú.
Que tu-ru-ru-ru-rú.

Él era valiente,
él era mohíno,
él era el alivio
de todos los vecinos.

Que tu-ru-ru-ru-rú.
Que tu-ru-ru-ru-rú.
Que tu-ru-ru-ru-rú.
Que tu-ru-ru-ru-rú.

Llevaba anteojos,
el pelo rizado
y en las dos orejas
un lazo encarnado.

Que tu-ru-ru-ru-rú.
Que tu-ru-ru-ru-rú.
Que tu-ru-ru-ru-rú.
Que tu-ru-ru-ru-rú.

Todas las vecinas
fueron al entierro
y la tía María
tocaba el cencerro.

Que tu-ru-ru-ru-rú.
Que tu-ru-ru-ru-rú.
Que tu-ru-ru-ru-rú.
Que tu-ru-ru-ru-rú.

Fotografía: Isidro de las Heras. Fototeca Municipal de Campo de Criptana. Entredosamores Campo de Criptana




SAN ANTÓN


San Antón hizo gachas.
San Antón hizo gachas
y convidó a las muchachas. 
a mí no me convidó,
hay que tuno es San Antón.

San Antón de las cañadas,
con un plato de tajadas,
un vaso de vino añejo,
¡ay!, que San Antón tan viejo.

San Antón, como es tan tuno,
no tenía que comer,
y vendió la campanilla
por una cata de miel.

San Antón, como es tan viejo
tiene barbas de conejo,
y su hermana Catalina
tiene barbas de gallina.

Fotografía: Biblioteca Digital de Castilla-La Mancha
Retrato de dos mujeres jóvenes vendimiando
en San Clemente





JOTA DEL ACHAQUE
Para casarme contigo
dicen que falta dinero;
yo me venderé por tí 
a voces de pregonero.

Soñé que no me querías
que me estabas olvidando;
mira si yo sufría
que me desperté llorando.

Las barandillas del puente
se menean cuando paso,
de tí solita me acuerdo,
de las demás no hago caso.

Los cabellos de una rubia,
dicen que tienen veneno;
aunque tengan solimán,
cabellos de rubia quiero.

Cuando pasas por mi puerta
y no me dices adiós,
ni las ánimas benditas
pasan las penas que yo.

El que nunca estuvo lejos,
no sabe que es padecer;
de lejos las penas crecen,
para quien sabe querer.

Dicen que no nos queremos, 
porque no nos visitamos; 
las visitas son de noche 
para los enamorados.

Dicen que no nos queremos, 
porque no nos ven hablar; 
a tu corazón y al mío, 
se lo pueden preguntar.

Si piensas que no te quiero,
anda y pínchame una vena 
y verás correr mi sangre, 
negrita de pasar penas.

¿De qué le sirve a tu madre
cerrar la puerta al corral
si me he de llevar a su hija
por la puerta principal?

Dije que no te quería
y otra vez vuelvo a buscarte,
con el corazón partido,
llorando gotas de sangre.

Fotografía: Del blog entredosamores.es Campo de Criptana


JOTA DE LA DESPEDIDA


A mi me llaman el tonto
Porque me falta un sentío
A ti te falta una teta
El tonto se la ha comío.

Allá va la despedida
Allá va que nos marchamos
Si no nos sacan más vino
Ni bailamos ni cantamos.

Allá va la despedida
Con un ramo de alhelí
Que duermas y que descanses
Y que te acuerdes de mí.

Allá va la despedida
La que te quisiera echar
Contra el muro por delante
Y contra mí por detrás.

Ahí la tienes, bailalá, bailalá
Bailalá con cuidadito
No le rompas el mandil
Que lo tiene nuevecito.

Allá va la despedida
Con un ramo de flores
Si me dejaras subir
Lo haría de mil amores.

Allá va la despedida
La del sol a las paredes
Que por las tardes se va
Y por las mañanas vuelve.

Allá va la despedida
La que te quisiera echar
Entre pajas y entre polvos
Y en el medio del pajar.

Allá arribita en la sierra
Y una pila de oro
Donde lavan las mocitas
Los pañuelos de los novios.

Anda y vete al campo y llora
A la sombra de un arao
Que también los hombres lloran
Cuando se ven despreciaos.

Fotografía: Biblioteca Digital de Castilla-La Mancha.
Retrato de una família en la calle Obispos Torrijos de Cardenete (Cuenca).



COPLA DE LA BASILISA

Basilisa mi vecina , ¡ay,ay, ay,ay¡
solo piensa en San Antonio
y de continuo le pide, ¡ay,ay,ay,ay¡

que le conceda un buen novio.

Pero es preciso que tenga
una pupila especial
pues la joven Basilisa
es más fina que el coral.

Basilisa, lisa, lisa,
Basililisa lista está
está lisa Basilisa
por delante y por detrás.

Hoy ya tiene Basilisa,¡ay,ay,ay,ay¡
por novio un gran zagalón
y si ella es una sardina, ¡ay,ay,ay,ay¡
él parece un tiburón.

Más la desigual pareja
se quiere con mucho afán,
y están viendo la manera
de someterse a algún plan.

Basilisa, lisa, lisa,
Basililisa lista está
está lisa Basilisa
por delante y por detrás.

Tan feliz fue el resultado,¡ ay,ay,ay,ay¡
del plan que les puso Andrés,
que Basilisa ha engordado,¡ ay,ay,ay,ay¡
y a él le ha ocurrido al revés.

Pero ahora Basilisa
no hace más que llorar,
pues dice : De esta manera
yo no quería engordar.

Basilisa, lisa, lisa,
Basilisa lista está,
está lisa Basilisa
solamente por detrás.

Fotografía: Del Blog Amorporladecoración
Copla: Antigua copla de Sahagún.



JOTA DE LA ACEITUNA

A coger aceituna
me ganan todos;
pero comiendo pote,
me pinto solo.

Me pinto solo niña,
me pinto solo;
a coger aceituna,
me ganan todos.

La aceituna en el olivo,
si no la cogen se pasa;
eso te pasará a tí,
morena, si no te casas. 

La aceituna en el olivo,
si no la cogen se pasa;
eso te pasará a tí,
morena, si no te casas. 

Levántate morenita,
levántate resalá,
levántate y dame un beso,
que me voy de madrugá. 

Que me voy de madrugá,
que de madrugá me voy,
levántate y dame un beso,
que yo tu moreno soy.

Con escoba chiquita,
niña no barras;
que se te ven los flecos
de las enaguas.

De las enaguas, niña, 
de las enaguas,
con escoba chiquita,
niña no barras.

Ya te vas a la aceituna
para recitar pesares;
ojitos como los tuyos,
no van a los olivares. 

Ya te vas a la aceituna
para recitar pesares;
ojitos como los tuyos,
no van a los olivares. 

Levántate morenita,
levántate resalá,
levántate y dame un beso,
que me voy de madrugá.

Que me voy de madrugá,
que de madrugá me voy,
levántate y dame un beso,
que yo tu moreno soy.

Fotografía: Murre, tanrre, querre-blogger. 




CANTO DE SEGADORES

No madrugaría tanto. 
Si el sol fuera jornalero. 
no madrugaría tanto, 
que andaría más ligero. 

Ya se está poniendo el sol, 
ya hacen sombra los terrones 
y el bolsillo de los amos 
está dando tiritones. 

Ya se está poniendo el sol. 
Ya se debiera haber puesto. 
Para el jornal que ganamos 
no es menester tanto tiempo. 

De segar de los secanos. 
Ya vienen los segadores. 
de segar de los secanos. 
De beber agua de aljibe 
toda llena de gusanos. 

De recoger la cebada, 
venimos de La Losilla. 
de recoger la cebada. 
Venimos de darle el voto 
al Marqués de La Calzada.

Lo que cuesta el trabajar. 
Si cuatro pillos supieran 
lo que cuesta trabajar, 
no abusarían del pobre 
ni tampoco del jornal. 

De segar de La Losilla. 
Ya vienen los segadores 
de segar de La Losilla, 
descalzos y sin un chavo 
y quebraos de las costillas. 

Se remaneció a un pastor 
la virgen San Salvadora 
y en altas voces decía: 
"Carne y vino al segador". 

Ya vienen los segadores 
de segar de los Monegros; 
ya vienen los segadores 
sólo por venirte a ver, 
niña de los ojos negros. 

Yo la vi, morena y clara 
paseando por Tudela: 
y a partir de aquella hora 
sólo sé pensar en ella. 

De segar de los secanos, 
ya vienen los segadores 
de segar de los secanos, 
de beber agua de aljibe 
toda llena de gusanos. 

Ya vienen los segadores 
de segar pan de Castilla, 
con el atadito a cuestas 
y abrasadas las costillas. 

Ya vienen los segadores, 
ya vienen de trabajar; 
vienen de coger la espiga 
y dejarse la mitad.


        Fotografía: Del Blog Escribir por afición


TARDE DE TORMENTA

Recuerdo muchas de aquellas tardes, cuando la tormenta solía aparecer. Desde el salón de casa de la abuela, veíamos a través de la gran puerta de cristal que daba al patio, pequeños rayos y truenos enfurecidos. 

Se apagaba de inmediato la televisión, casi de cuclillas se acercaba la abuela a la misma, mientras no dejaba de observar el pequeño pañito de ganchillo que la adornaba. 

Sigilosa se acercaba a un pequeño armario, donde palmatoria, velas y cerillas compartían sueños. 

Me llamaba por mi nombre, mientras afanosa se disponía a encender la vela desgastada. 

Siempre me llamó la atención las pequeñas lágrimas que acompañaban a la misma, duras y compactas, como un recuerdo de otras tardes donde la cera se iba consumiendo poco a poco. 

Todo quedaba a oscuras, y la pequeña palmatoria nos alumbraba. 

Era entonces cuando las historias lejanas se hacían presentes, contadas con todo detalle por la abuela. 

Podía llegarla a ver en su infancia, alrededor de una gran chimenea. 
Llegaban a mí olores de romero y tomillo, cuando contaba aquellas andanzas que vivió en el estraperlo. 

Estraperlo, como me cautivaba aquella palabra… Relatos de su noviazgo, de sus risas y sus suspiros. 

Al fondo, los rayos seguían alumbrando la estancia fugazmente. Mis pupilas se agrandaban, mientras no dejaba de mirarla. 
Sus manos iban danzando al compás de los relatos. 

Mi mente se trasladaba a un mundo perdido en el limbo. Sensaciones e imágenes que iba inventando al escucharla. 

Aquellas tardes de tormenta, donde sentía más que nunca un intenso calor familiar…un calor de entes imaginados…Tardes de tormenta.

Texto: Rosa Delgado
Fotografía: Escenografías para el belén.



VÍDEOS












FUENTES:

https://www.facebook.com/laalacenadedonquixote/

https://www.facebook.com/laalacenadedonquixote/posts/3125234110835397

https://www.facebook.com/laalacenadedonquixote/photos/a.446276288731206/4655339284491531/

Videos de Youtube





















© Pedro Pablo Romero Soriano RS

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