Banda de música, años 50 con el entonces director el Maestro Antonio Monte Armero. En los bajos apreciamos a Luís Valenciano y Ambrosio Romero
Me voy a permitir iniciar esta modesta aproximación
a la historia de la banda de música, que espero resulte más reflexiva,
puntualizadora y cargada de datos, trayendo a colación referencias de distinto
contenido y naturaleza, pero igualmente significativas y representativas en mi
opinión.
Yo no quiero hacer aquí ninguna intervención de conveniencia ni alarde
alguno de erudición. Al abordar la cuestión que me ocupa, estén ustedes seguros
de que no voy a practicar ninguna huida al pasado de forma innecesaria.
Por
razones de peso: porque respeto ese pasado profundamente y estoy ya bastante
cansado de que se utilice tan sólo para evasiones interesadas.
Mi principal
informante ha sido mi padre, Pedro Romero López.
Insisto, parto de una apreciación que es,
indudablemente, personal, pero que está sustentada en el conocimiento directo y
fiel de mi informante y de otras personas que en un día no muy lejano
desempeñaron un papel básico en la andadura seguida por nuestra banda de
música. Y aclaro, pues tal vez resulte necesario hacerlo, que no pretendo
practicar el fácil juego apologético.
Convendría ahora seguramente más que
nunca aquí, no lesionar los derechos de nadie ni negarle aquello que realmente
merezca.
La partida de nacimiento de nuestra agrupación
musical hay que buscarla en los albores del siglo XX, el director de la banda
de aquellos días fue Floro Candel y entre aquellos primeros músicos pioneros se
encontraban, entre otros, Antón "El zapatero" que tocará los
platillos, los hermanos Soriano, José y Manuel, mi abuelo Pedro "Periquillo", que tocaba el
clarinete y luego con el maestro Sagi Barba, tocará el bajo, "Trifón"
que tocaba el trombón, el tío Santiago que tocará la trompeta y que luego más
tarde sería nombrado director de la banda.
No cabe hacer muchos vaticinios ni
pronósticos en tal coyuntura, eran los comienzos de una nueva
"aventura" que ahora se iniciaba y que como todo en la vida tendría
comienzos difíciles, no tengo la menor duda de ello, pero al mismo tiempo, sí
tengo la certeza de que entre este grupo de personas había una inquietud, una
necesidad: que su pueblo tuviera su banda de música propia.
Es en buena medida
comprensible el grado de excitación que apresa a estos hombres, inquietud, que
será la misma que en años posteriores tengan otros jóvenes hombres que vendrán
después y que con el mismo y con rejuvenecido entusiasmo se unirán a la "hermandad",
ampliándola.
Efectivamente, con el maestro J. Sagi Barba se entra
en un nuevo período en la trayectoria de nuestra agrupación musical, a los
músicos "viejos" que habían estudiado con el maestro Floro Candel, se
les unen un buen número de músicos "nuevos", entre otros, Isidoro
(el moni), que tocará el clarinete, Domingo (Chilín) que será trompeta, los
hermanos Romero, Paco que será bajo, Pedro que tocará el saxo alto, Asterio,
que tocará la trompa, Ambrosio, que tocará el trombón, Antonio Romero, hermano
menor de los anteriores, tocará años más tarde, la caja y también el bajo,
Guardiola tocará el requinto, Rafael Soriano, otro gran músico que tocará en un primer momento el
fiscorno para después tocar la trompeta y también su hermano Pedro Soriano que
será el bombardino, mi padre también se forjó con el maestro Sagi Barba y en
aquellos días empezará tocando el clarinete para años más tarde tocar saxo alto y finalmente el saxo barítono, Inocente (El furia) que tocará los platillos, los hermanos
Cantos, Ismael Cantos que será un buen trompetista, y su hermano Emilio, que tocará el onoben.
Pedro Galindo, excelente clarinetista, Juan Miguel López Tafalla espléndido saxofonista, también corresponde a esta "hornada" de nuevos y jóvenes músicos con el
maestro Sagi Barba, así como sus hermanos, Santiago (trompeta) y Mariano (clarinete), los hermanos
Valenciano, Leandro (clarinete), Pedro (trombón) y Luis (que tocaría el bajo
años más tarde). De este período también serán Eloy Gómez y Nicolás Ramírez
(ambos, clarinetes).
Me excuso de antemano, por sí me olvido de algunos de
ellos y éstos no aparecen citados, quiero dejar bien claro, que el olvido no
está hecho de mala fé.
Pero no todo fué esplendor y continuidad en el grupo
musical, antes al contrario, las disensiones entre algunos de los miembros que
componían el "semillero" de músicos llevaron al borde de la
disolución total de la agrupación, al parecer, las disputas venían ocasionadas
por los conflictos específicos de algunos músicos con el valenciano, maestro
Sagi Barba.
Asistimos a tiempos oscuros y difíciles en los que
no hay mucha amplitud de miras y de metas en los objetivos a realizar, son unos
momentos en los que la banda (como digo) está muy cerca de su absoluta
desaparición.
De esta época quizá sólo haya que mencionar la gran labor desarrollada
por Antonio Monte quien se hará cargo de la dirección de la banda, por algún
tiempo.
Este lapso relativamente largo de tiempo, en el que
la banda de música está sumida en un profundo letargo, parece que toca a su
fin, cuando un grupo entusiasta de "jóvenes" músicos que habían
estudiado con Sagi Barba apuestan por un cambio decidido y necesario, comienza
así un nuevo camino, un punto de inflexión novedoso en la trayectoria de
nuestra banda.
Lo decididamente importante es que en todos ellos se inicia la
maniobra de transformación, se apuesta por acuerdos de consenso en los que si
el propósito final está claramente decidido y perfilado no hay medios para
conseguir el fin propuesto, son conscientes del frágil y quebradizo material
con el que quieren levantar este "sólido edificio" , levantar de
nuevo lo que se había perdido, el reto no es menor, ni menos acuciante.
Músicos de nuestra banda año 1955. De pié y de izquierda a derecha Fabián, Luis Valenciano, Sebastián y Jesús. Agachados, Jose Miguel Romero, Juan Cantero y David López.
(Foto: David López)
Ante la
escasez de instrumentos musicales existentes en la banda, la primera iniciativa
que se toma es la de conseguirlos, se consiguen, no sin esfuerzo de la
"Casa de Misericordia" de Albacete, (yo recuerdo haberlos visto en un
desván de mi casa recuerdo que los miraba con cierto asombro, se trataba de
instrumental muy deteriorado pero que según se vió después, sirvió en un primer
momento), previa petición a la Diputación Provincial y para el buen uso que se
pretendía se consigue el instrumental en cuestión, por mediación de mi padre y de Luis Valenciano.
Hermanos Valenciano (Pedro, Leandro y Luis)
Era necesario acometer nuevos objetivos, el celo por
conseguir que la banda sonara mucho mejor y las exigencias creadas por la
propia banda determinaron un hecho claro, era necesario buscar un instrumental
nuevo, así se hizo.
El reto en definitiva, era enorme y si se fracasaba en la
opción, se derivarían seguramente "trampas", de las que sería
sumamente difícil salir, afortunadamente (sobre todo para quienes avalaron el
préstamo), todo el mundo cumplió, todos los miembros de la agrupación musical
se comprometieron a cumplir con sus cargas y obligaciones y pudo hacerse frente
al empréstito contraído, en su momento con la Unión Musical que era la entidad
que suministró el nuevo instrumental musical.
La falta de ayudas oficiales en
lo relativo a la financiación de la banda ocasionó que ésta tuviera que
autofinanciarse con el dinero procedente de las distintas actuaciones que se
procuraba tanto dentro como fuera de la provincia.
La perseverancia, el tesón,
la constancia y la firmeza de unos y de otros ya haría el resto. Vuelvo a
insistir en el hecho de que fué la misma banda la que procuraba su propia
fuente de ingresos y que fueron nulas las aportaciones de entidades públicas, me permito insistir en este punto de capital importancia.
Destacar la labor desarrollada por D. Santiago López Motilla, el Maestro Santiago, (el "Tío Santiago" para mí, que era hermano de la Mama María, mi abuela, así de cercano era el asunto) en la tarea de ir
formando a nuevos educandos que vendrían a engrosar las filas de la banda.
Efectivamente, digna de reseñar su ímproba, laboriosa ocupación a la hora de
"gestar" nuevos y buenos músicos.
D. Manuel Calero García, director de la banda municipal de Albacete de 1.994 a 1.999
Recuerdo que con él se forjaron en
sus inicios, músicos de la talla de Manuel Calero quien llegaría a ser director
de la banda municipal de Albacete, su nieto, Juan López García, excelente saxofonista con una técnica muy depurada, que fue alumno del saxofonista de jazz español, catedrático y profesor del Real Conservatorio Superior de Música de Madrid donde enseñó saxofón desde 1978 hasta su jubilación en 1994, D. Pedro Iturralde Ochoa.
Por citar a algunos entre los muchos que
de esta promoción "nacieron" para el mundo musical, con mucho talento musical como, Fernando Martínez Cerdán excelente trompetista, José Antonio Soria Redondo y su hermana Maruja, los hermanos
Riaza, las hermanas Davia, los hermanos Escobar, Amado y Miguel, los hermanos Soriano (José y Pedro), Miguel Soria Sancho, Montoya, Manolo Sánchez Calero y su hermano José
Miguel, Paco Davia, o el actual director de la banda, D. Constantino Alzallú Soria, otro virtuoso y excelente músico, que en aquellos momentos, tocaría el requinto si mi memoria no me traiciona.
El tío Santiago, director de la banda de música, y su hornada de nuevos músicos
Es evidente
que, la lista es mucho más extensa y de sobra sé que, olvido a mucha más gente,
pido disculpas a todos aquellos que haya podido omitir de esta relación de
nombres.
Permítaseme una consideración final más pertinente
que nunca, no me ha preocupado entrar en eruditas precisiones cronológicas
acerca de lo que podríamos considerar, el inicio y las posteriores etapas de
desarrollo de nuestra banda de música, si he querido dejar bien sentado que se
trata de una entidad con suficiente acervo histórico, con ciclos (eso sí) de
grandezas y también con sus miserias, con sus luces y sus sombras, con sus
cumbres y sus fosas, desde mi personal vivencia, la evidente deuda de gratitud
a todos los que, de una manera u otra, no han cejado en su empeño desde un
principio, en afanarse por que la banda de su pueblo alcanzara los mejores
logros, como así ha sido, a todos ellos, mi más sincero reconocimiento, yo sólo
he pretendido que la deuda (al menos yo la tenía) quedara saldada de la mejor
manera posible.
Ni que decir tiene que, la historia (como no podía
ser de otra manera) ha seguido su curso, y se ha repetido y quienes antes fueran
alumnos, hoy día, guían los destinos en la nueva andadura de nuestra banda con
nuevos educandos, haciendo posible que ese "vivero" de músicos, se
perpetúe en el tiempo.
Desde aquí, mi más profunda admiración y mi
agradecimiento más franco y justo para todos los que forman este numerosísimo plantel,
por la labor tan admirable que están desarrollando.
Concluyo ya con una última propuesta que, es la
siguiente, no estaría de más que las autoridades competentes, apoyaran a este
"sólido edificio" como es nuestra banda de música, por lo mucho que
ésta ha dado y aún sigue dando a nuestro pueblo.
El principal objetivo, que ha marcado, marca y marcará el devenir de esta agrupación es la de fomentar la cultura musical de Pozo Cañada, con alrededor de 2.800 habitantes. Pocos pueblos pueden presumir de tener una banda y escuela de música de similares características de la que dispone nuestra localidad.
©Pedro Pablo Romero Soriano RS
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