Mi hermana Mari Llanos con mi madre en su comunión
COMUNION Y CONFIRMACION
Ese día que esperábamos, para estrenar un vestido, o tal vez remendar el de alguien mayor que la hizo en su tiempo, ilusionadas. En los años 50 las comuniones distaban mucho de lo que se han convertido en la actualidad. Iban al colegio, y allí, tras hacer la comunión con otras niñas, les daban una onza de chocolate y un bollo. ¡Cómo sabían esas pequeñas porciones¡…a la felicidad más absoluta. Si había un fotógrafo, captaba la imagen, y tras ello, era ritual ir a casa de familiares, por si caía una peseta o dos reales; la ilusión se reflejaba en el rostro. Y ya en casa, la madre, preparaba una comida un poco más especial, si se podía se mataba un conejo y se hacía arroz. Y allí, todos junto a un perol, disfrutaban de ese día. ¿Recordáis vosotros vuestra primera comunión?
La infancia también
estará marcada por el aprendizaje que los niños y niñas tenían en el culto
cristiano y en todo su ritual. Tras el sacramento bautismal, dos serán los
sacramentos que reciban los niños y niñas en su ciclo infantil: la comunión y
la confirmación.
La comunión la tomarán aproximadamente a
los siete u ocho años, parece ser que en la preparación de los niños para este
sacramento no intervenían los padres y será una tarea circunscrita a los
maestros y al sacerdote.
Generalmente, la comunión se tomaba el día del Corpus
Christi, aunque podía ocurrir que fuera en un día normal, sin ser
festivo. No había un atuendo especial en ese día. Cosa de doce horas antes de
recibir el sacramento de la comunión, los niños debían ayunar, sin ingerir
ningún tipo de alimento. Celebrada la ceremonia religiosa, tenía lugar el
desfile procesional con dos filas, una para los niños y otra para las niñas.
En lo que se refiere
a la confirmación, comentar que, no había una fecha ya predeterminada
de antemano dado que la confirmación iba a depender de la visita del Señor
Obispo y ésta tenía lugar cada cinco o seis años. Previamente se preparaba todo
para la visita del Obispo, se enseñaban canciones, se confeccionaban banderas
de papel para dar la bienvenida al Obispo y en definitiva, se adoctrinaba a la
población.
Se procuraba tener padrinos de confirmación de entre las clases más
pudientes del pueblo, pues la visita del Obispo acarreaba siempre unos gastos
que no todas las casas podían sobrellevar.
La iglesia se embellecía, y lucía
sus mejores galas. Por su parte el sacerdote hacía un despliegue de medios para
tan magna ocasión, dado que ese día el Obispo iba a permanecer en su casa. Al
llegar el Obispo y tras su sermón se confirmaba a los niños en presencia de los
dos padrinos.
Terminada la ceremonia, el Obispo dejaba que los fieles que lo
quisieran, besaran su anillo, para conseguir gracias e indulgencias.
Estrella Sánchez y la foto de su confirmación con el Obispo. Detrás de ella podemos ver a Teresa de Lisón
FUENTE y Bibliografía consultada.
CUÉLLAR TÓRTOLA, Javier, PARDO DOMINGO, Pedro "MINGLANILLA. Vida, tradición y costumbre". (Centro de Estudios de La Manchuela) Iniesta, 1998.
Fotografías:https://www.facebook.com/mipueblopozoca/
©Pedro Pablo Romero Soriano RS
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