Profesiones y Oficios desaparecidos - Pozo Cañada

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sábado, 10 de marzo de 2018

Profesiones y Oficios desaparecidos



Las costumbres van cambiando, y cada día nueva tecnología inunda nuestro día a día, relegando al olvido profesiones y oficios que antaño fueron esenciales. 
Algunos, solamente han cambiado de nombre, como fueron los antiguos bañeros, que ahora todo el mundo se refiere a ellos como socorristas.
 Otros, perdieron su puesto en la sociedad sustituidos por una máquina, o a causa de un sistema económico que les hizo imposible competir en precios para ganarse el sustento. 
En este post, intentaré recordar algunos de esos oficios perdidos o en desuso, para mantener en el recuerdo los que alguna vez fueron imprescindibles.


Debe de esta transportando leche, quizá también aceite... En aquellos tiempos valían para todo




El Zapatero


Quedan pocos zapateros, de los de antaño, todos unos profesionales, que sabían curtir, montar y remendar los zapatos. Recuerdo al tío Basilio, zapatero remendón, que marchó hacia los madriles, como solían comentar en casa de la abuela. Allí, sin conocimiento alguno, pero con ansias por trabajar, llegó sobre los años 50. Conoció a un zapatero, y se hizo aprendiz. El olor al entrar en esos talleres, tan característico, a betún, cuero……Todo, paulatinamente, ha ido desapareciendo en pos de las máquinas, pero estampas como éstas, nos trasladan a otra época, a otro momento, donde los artesanos, eran verdaderos maestros….Zapatero remendón.



Fotografia de la Biblioteca Digital de Castilla la Mancha “Legados de la Tierra”

Texto: Rosa Delgado



El Afilador


Hubo un tiempo en el cual el afilador, formaba parte de la fisonomía de los pueblos y ciudades. 
Con su característica forma de anunciarse, mediante un sonido con su armónica silbadora, ese sonido que de inmediato hacía notar su presencia, algunos incluso verbalizaban unas frases para prestar nuestra atención. 
El afilador, también llamado amolador, era un comerciante ambulante, que ofrecía sus servicios de afilar cuchillos y tijeras, y otros instrumentos de corte, algunos incluso reparaban paraguas.

Hasta no hace muchos años, el afilador transportaba su industria en una bicicleta o motocicleta, cuyos pedales o motor accionaban la rueda de amolar. 
Hoy en día los afiladores como los conocimos apenas sí existen. 
Los afiladores urbanos tendieron a establecerse en locales situados dentro del recinto de los mercados o en la calle. 
Siempre quedará en nuestra memoria el sonido de su armónica…..
“Afilo hirientes espadas y cuchillos
puliendo todo hierro con hábil mano.
Aquí venga deprisa el barbero a quien no le funciona la navaja
o se le ha quedado sin punta por el paso de los años.
Aquí venga deprisa aquel cuyas tenazas de dos brazos están llenas
de hollín, o a quien una hoz sin afilar retrasa.
Aquí venga corriendo aquel cuya espada podrida de herrumbre
tiembla, y cuyo puñal sin punta no vale.
Afilando con talento todo esto lo arreglaré
para que se pueda cortar lo más duro con cualquier espada”.
Estos versos están en el libro “El libro de los oficios antiguos” de Schopper Hartmann.

Fotografía: El Sr. Manolo Diéguez, el afilador Toresano con su rueda y sus herramientas de trabajo, (años 70). Foto cedida por Javier Diéguez. Fotos Antiguas de Toro.




El afilador era aquel que deambulaba entre ciudades y pueblos con su bicicleta o motocicleta para afilar instrumentos con filo, tal como cuchillos o tijeras. 
También eran los encargados de arreglar paraguas y de afilar lapiceros. 
A mediados del siglo XX, los afiladores se empezaron a asentar en locales de grandes ciudades, siendo cada vez menos los que viajaban de pueblo en pueblo. 
Con la llegada del sistema capitalista basado en el consumo a España, el oficio se fue perdiendo en beneficio de una cultura de usar y tirar en la que no tenía cabida el afilar los instrumentos de corte. 
Aún a día de hoy, sigue siendo una profesión común en algunos países en los que la sociedad del consumismo no está del todo instaurada.
Aunque todavía nos podemos encontrar alguno este oficio casi ha desaparecido, yo aún los recuerdo con ese inconfundible sonido de sus armónicas. Se decía que anunciaban agua.
Les comparto una galería de fotografías de trabajos que ya no se ofertan, curiosos oficios que se han perdido con el tiempo. 
La mayoría porque lo que antes hacía una persona ahora lo hacemos con tecnología. 
Oficios artesanales que recordarán nuestros mayores sobre todo aquellos que vivieron lejos de las grandes urbes.
Alguno aún se conserva en pequeñas localidades pero si existen desde luego sí podemos decir que están en vías de extinción. 


El pregonero

Funcionario de los ayuntamientos que hacía sonar su trompetín o campana y cantaba los avisos a los vecinos.


El Lañador o latero


Artesano, generalmente ambulante, que repara pucheros y otros utensilios de loza o porcelana por medio de lañas y grapas.

Un chapuzas ambulante. Este oficio tuvo su apogeo desde los años 40 a los 60 del siglo XX.




El talabartero y guarnicionero




Realizaba su labor trabajando el cuero y fabricando o arreglando guarniciones para caballería: monturas, albardas o cualquier tipo de aparejo. 
A partir de los años 60 combinada su trabajo con el de tapicero.


El albarquero o abarquero




El albarquero era el encargado de construir las albarcas, un tipo de calzado rústico elaborado principalmente en cuero crudo y también en madera, que cubre solamente la planta de los pies, y se asegura con cuerdas o correas sobre el empeine y el tobillo.

La albarca de rueda es una de las más conocidas en toda la península, sobre todo al sur de la cornisa cantábrica. 

Esta albarca es de suela de neumático reciclado, y cierra sobre los dedos hasta la mitad del empeine. 

Cuenta con una pieza en el zancajo o talón. 

Se cierra con otra tira por encima del empeine, sujetada con hebilla. 

Los materiales utilizados sobre la suela pueden ser desde cuero hasta material plástico. 

En origen, esta sandalia se realizaba íntegramente en cuero. 

Este tipo de albarca "cerrada" a partir de suela de neumático se empezó a generalizar en el primer y segundo cuarto del siglo XX con la proliferación del automóvil y las motocicletas, siendo especialmente utilizada en la posguerra. 

Se caracterizan por su flexibilidad, por lo económico de su manufactura y por la resistencia y durabilidad de la suela.




El lechero


En la fotografía mujeres campesinas canarias que, tras ordeñar a sus animales, transportaban la leche en una cesta llena de ‘cacharros de leche’ en la cabeza



El sereno



 Era el encargado nocturno de vigilar las calles y regular el alumbrado público. 

En determinadas ciudades o barrios también debía abrir las puertas. Incluso en algunos países, anunciaba la hora y las variaciones atmosféricas. 
Era habitual que fuesen armados con una garrota o chuzo, y usasen un silbato para dar la alarma en caso necesario. 
Como oficio, existió en España y en algunos países de Sudamérica desde el siglo XVIII. En Perú se denomina serenazgo a su servicio.





Pareja de serenos

El colchonero



Arreglaba los colchones de lana.



Las lavanderas




Antes de las lavadoras y las tintorerías estas mujeres lavaban la ropa a mano.



Daguerrotipista



Sería el fotógrafo de hoy. Ya no se pasa por el cuarto oscuro.

Foto: Un daguerrotipista en su taller haciendo un daguerrotipo 

El aguador




Esos que vendían agua. Aún son necesarios desgraciadamente en muchos países donde ni siquiera el agua potable está al alcance de todos.




El carbonero


Un oficio peligroso muy común hace un siglo en zonas rurales.




El Mielero – Quesero


Vendedor ambulante de miel y quesos.
Con qué energía nos hemos criado los chicos/a de nuestra generación, gracias a las abejas. 
Afortunadamente no ha desaparecido este producto, lo que ha desaparecido es la figura del vendedor callejero.




La barquillera o pipera



Vendedores ambulante de barquillos, pipas y caramelos a granel, muy comunes en Madrid.



El santero



Recorrían el pueblo con las imágenes al hombro buscando las limosnas de los devotos.




El barbero
 Algunos quedan aunque ya la mayoría son peluqueros. Años ha además del pelo y de la barba hacían labores de dentista e incluso de médicos.



El limpiabotas, lustrabotas o bolero



Conocidos por otros nombres, como “lustrabotas” o “lustradores”, todavía hoy podemos ver los últimos estragos de esta vieja ocupación en ciertas partes del mundo, donde sigue suponiendo la única fuente de ingresos de muchas familias depauperadas.
La labor de un lustrabotas no es otra que limpiar y abrillantar el calzado, habitualmente de cuero o de piel girada, utilizando cepillos para sacar el polvo y cremas como el betún para que los zapatos recuperen su color.


Hay muchos otros como el adobero o el recolector de sanguijuelas pero no he encontrado fotografías de calidad que los ilustren.
Seguramente en unos años recordaremos también al repostador de gasolina, al revisor, a operarios, quizás muchos oficios de imprenta y a muchos funcionarios cuya labor está siendo reemplazada por máquinas.

Nota aclaratoria: La totalidad de la información para la publicación de este post ha sido tomada de Internet, así como sus fotografías.


FUENTES:
https://ceslava.com/blog/35-fotografias-de-35-oficios-que-ya-no-existen/
10 Jobs That No Longer Exist | Bored Panda
Una docena de oficios que ya no existen – una docena de campo de criptana
Weird Jobs That No Longer Exist – Business Insider


https://www.pinterest.es/pin/540080180298413429/?lp=true 


http://historias-matritenses.blogspot.com/2011/07/oficios-perdidos-segunda-parte.html#ixzz6C2cimklh
https://es.wikipedia.org/wiki/Sereno_(oficio)

Bibliografía:
https://recuerdosdepandora.com/historia/las-profesiones-y-oficios-desaparecidos/



































© Pedro Pablo Romero Soriano RS

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