Soldados Romanos de Pozo Cañada - Pozo Cañada

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jueves, 8 de marzo de 2018

Soldados Romanos de Pozo Cañada



LOS SOLDADOS ROMANOS DE POZO CAÑADA

Actualmente, Pozo Cañada cuenta con 3.300 hermanos inscritos en 11 hermandades, 13 tallas que procesionan en 6 procesiones, 5 bandas de cornetas y tambores, la Agrupación Musical La Primitiva, y tiene una singularidad que son los "socios romanos".
La hermandad de Nuestro Padre Jesús Nazareno y Santo Sepulcro, la cofradía de Nuestra Señora de los Dolores "La Dolorosa", hermandad de la Verónica, hermandad de San Juan Bautista, cofradía de Nuestra Señora de la Amargura, hermandad de Santa María Magdalena, cofradía del Cristo de la Caña, la cofradía del Cristo de la Agonía, hasta llegar a las 11 hermandades o cofradías actuales.

La hermandad de los Soldados Romanos de Pozo Cañada, "Los Socios"





Cada una de ellas, excepto la hermandad de los "soldados romanos", se encarga de una imagen. Las cofradías se encargan de vestir a los santos, así como del montaje y arreglo de los tronos, con flores y adornos en el recinto de la iglesia. Las imágenes suelen tener varios trajes, los cuales corren por cuenta de las hermandades, cada hermandad o cofradía, tiene su túnica (de terciopelo generalmente) característica. 
Sus colores sobrios van, desde el blanco hasta el morado, granate, verde, rojo. El capuchón, la capa y el cinturón o cordón para sujetar la túnica, forman también parte inseparable del hábito.
Todas las cofradías, suelen llevar, guantes blancos. La banda de música del pueblo acompaña a Nuestro Padre Jesús Nazareno en procesión de Jueves Santo y a la Virgen Dolorosa en la procesión del Entierro y en el Domingo de Resurrección. "El elemento formal de las procesiones es sin duda el tambor, el de caja o batería es el que normalmente se toca, sin embargo, con respecto al tamaño, no existe un canon único, aunque el de medio metro, de diámetro es el más extendido. El tambor va colgado al cuerpo por medio de una correa, con una mano se redobla con otra, se acompaña o marca.

En síntesis, las partes del tambor son: las pieles; los aros; la caja; las torretas donde van los tornos enganchados; las palomillas para tensarlos; el tensor de bordones (cuerdas) y el tensor de pieles. El bordón (cuerdatripa) le da una vibración típica al tambor. Antiguamente, el tambor se hacía con pieles, sin embargo, en 1976 se cambia su producción por la del plástico, las pieles se encogían, se rompían, se agrietaban, se "revenían", con el plástico se evitaban estos entuertos y además se mejoran y elevan las posibilidades musicales. El palillo o baqueta se compone de dos partes: la bellota o porra y el cuerpo".(1)

En la actualidad, en Pozo Cañada, no suele tocarse el tambor el día de  Viernes Santo una vez que termina la procesión del Santo Entierro.
Durante los días de Semana Santa se celebraba la representación teatral del "Prendimiento" dónde se narra la pasión y muerte de Jesucristo, hace ya algunos años que la puesta en escena del Prendimiento no se hace, desconozco los motivos que nos llevan a este abandono, quizá los encuentro en nuestra propia indiferencia. 

En esto las cosas son como son (reconozcámoslo) mantener lo contrario, en mi opinión, es cuándo menos claro síntoma de increíble beatería.


Representación del Prendimiento en Semana Santa.- (Bienvenida Sánchez)

Las procesiones de Semana Santa han adquirido en los últimos años en el pueblo un gran lustre y esplendor, con una gran cantidad de nazarenos en las distintas hermandades acompañadas cada una de ellas por su correspondiente banda de tambores y cornetas, y de fieles penitentes.
De todas ellas, desde mi óptica particular, merece un capítulo aparte la cofradía de los "soldados romanos" de Pozo Cañada.





En las próximas líneas voy a tratar de dar unos reducidos y concisos trazos sobre esta iconográfica hermandad, para ello me he servido del conocimiento de una persona bien conocedora de toda la carga que encierra esta sugeridora cofradía, mi principal informante, testigo veraz, minucioso y puntual ha sido Lorenzo Riaza Carretero, quien durante una gran parte de su vida ha sido cabeza visible de esta hermandad.

De inmediato es preciso introducir un dato sumamente importante y revelador: Nos hallamos ante una tradición oral no escrita y transmitida de padres a hijos, mi informante me cuenta que ya a la temprana edad de cinco años acompañando a su padre que por aquel entonces era "soldado romano", pudo conocer el "cuartelillo", es decir, el lugar dónde la soldadesca se reunía y luego como si de un ejército se tratara iba a partir con destino a la iglesia, ese punto de partida era la regularmente la casa del "rey", que era el presidente o jefe de la cofradía.




En este primer contacto, Lorenzo me comenta que el "cuartelillo" en aquella ocasión era conocido con el nombre de "la posada de la comunala" y el "rey" en aquel momento era Juan Gascón. A la edad de diez años ya con su propio atuendo de soldado, Lorenzo comenzaría a dar sus primeros pasos entre la soldadesca romana de Pozo Cañada.



Mirando en retrospectiva esa historia de nuestros soldados, comprobamos que las cosas han cambiado bastante, un ejemplo: antiguamente, en el ejército romano de nuestro pueblo se hacían "guardias", en el día de Jueves Santo, la turba de soldados presenta sus respetos ante el Altar Mayor de la iglesia y en la noche de Viernes Santo, en el Santo Entierro, la guardia tenía lugar en el Calvario. 


Aquella noche, los soldados romanos llevaban morriones y picas bajados en señal de derrota hasta su llegada al Calvario, una vez allí se procedía al nombramiento de los diferentes turnos para las guardias.



La guardia tenía una duración de dos horas con relevos posteriores, esto era posible debido a que antañazo había más soldados de los que hay en la actualidad y podían ser más llevaderos los turnos. Me interesa ante todo llamar la atención sobre el aspecto siguiente, que seguramente pase inadvertido o que al menos no suscite la atención que merece, se trata de recalcar la idea de que estos soldados se mueven con una devoción, sacrificio y fuerza de voluntad fuera de toda duda y nunca movidos por otras causas.
Como en cualquier ejército y éste no lo es menos, la presencia de el corneta resulta imprescindible, éste acompaña al "rey", está pegado a él, y transmite sus ordenes que luego deberán ser cumplidas por el resto de soldados, el corneta (me recalca Lorenzo hasta la saciedad) tiene que ser bueno, porque si no entra bien y a su debido tiempo, va a desconcertar a todos. Así pues, el "rey" ordena al trompeta el punto y la turba obedece.
Además el corneta tenía encomendada la tarea de ir avisando a los soldados por el pueblo, llamando su atención para que no llegasen tarde al "cuartelillo" y no iniciaran con retraso la procesión, se llegó incluso a sancionar a quienes llegaban tarde, no había antes la cantidad de tambores que existen en la actualidad, todo era más sobrio y mesurado que lo es ahora.
Como puede verse existía una férrea disciplina y en los ensayos que se hacían en los días previos a Semana Santa reinaba mucha seriedad y mucho respeto, y es que ya se sabe, estamos en el ejército.
• En el día de Viernes Santo, tendrá lugar el "Encuentro", tres serán las veces que se realice el "apunte" a la Virgen, en primer lugar entra la Verónica y limpia el rostro a Jesús, cuando la Virgen viene al encuentro de su hijo, los soldados le impedirán el paso, en una primera ocasión la Virgen entra por la izquierda, en otra segunda lo hará por la derecha y cuándo lo haga por el centro, los soldados romanos, vencidos y derrotados, le dejarán pasar.





En esto las cosas no han variado mucho y en la actualidad se sigue haciendo de igual manera que antes, pero antaño, en el día de Sábado de Gloria por la mañana tenía lugar en la iglesia vieja un acto en el que los soldados, "picas" en mano, y lo más rápido que podían se postraban en el suelo, en señal de derrota y conscientes de su capitulación sin condiciones frente al Señor, quienes asistían a dicho acto, arreciaban en un estruendo de aplausos, vítores y ovaciones.

Con el tiempo se cambiará el evento al Sábado por la noche, hoy las cosas son muy diferentes.


El Domingo de Resurrección en el encuentro con el "Resucitado", los soldados llevaban sus picas suspendidas en el pecho, este modo de llevar las armas, era un reconocimiento palpable de que ellos habían "perdido la partida" que mantenían con Jesús Resucitado.

Terminadas las procesiones de Semana Santa era de usual cumplimiento presentar de nuevo salutaciones y cumplidos al Altar Mayor, al sacerdote y a otras autoridades. De igual manera muy habitual era, hacer una comida de hermandad en la que no cabía hacerse el "sueco", se aportaba con lo poco que se podía , había aportaciones particulares de gentes del pueblo de pan, de vino, incluso de tabaco que ayudaban en buena medida a paliar algunas carencias, la comida se limitaba a un moje con olivas y poco más, en ocasiones había que recaudar de entre los mismos soldados dinero para cubrir gastos, los 50 cts. de la época, Antón Cruz se encargaría de esa tarea de recaudar una paupérrima colecta, pero lo mejor sin duda, era el buen ambiente reinante que presidía estas comidas o "giras" de hermandad, se contaban chistes y chascarrillos, se cantaba, en suma se respiraba un saludable clima de amistad entre todos ellos.




No quiero terminar sin hacer unas consideraciones finales que me parecen especialmente pertinentes referidas al traje que utilizan nuestros soldados romanos. Lo primero que debe decirse es que no existe un orden en el color de las picas y se procura vestir al soldado de la manera más pulcra posible y en eso las mujeres tienen mucho que decir, no en vano ellas son las que cosen los trajes de estos soldados, de ahí que no pueda extrañarnos que las mujeres se afanen en que el traje de sus maridos o sus hijos lleven las mejores galas y luzcan mejor que ninguno.




No quiero extenderme en muchos pormenores, si acaso hacer simplemente estas observaciones que considero de interés, comenzando de abajo hacia arriba con la descripción de esta indumentaria, nos encontramos en primer lugar con las botas, que cubren hasta los tobillos, le siguen unos calzoncillos largos de felpa y dos pares de enaguas almidonadas, que es importante que no caigan demasiado por los lados, continuamos, quizá, por la pieza fundamental del terno, que es la falda de terciopelo de panilla, es necesario puntualizar aquí que, esta falda tiene que ir bien ceñida a la cintura del cuerpo del soldado y hacerle una cintura de avispa, efectivamente, la falda tiene que ir un poquito hueca ya que sí no es así el soldado luce en menor medida sus atavíos.



La falda lleva unas cuerdas que luego servirán para que ésta se ciña lo más apretada posible al cuerpo del soldado, hay otros aspectos no menos importantes y reveladores en el vestido del soldado romano de Pozo Cañada como es por ejemplo su mantón de manila, y la situación que éste ocupe en la falda determinará que el soldado pique por la derecha o en su caso lo haga por la izquierda, es decir, si el mantón que recubre parte de la falda se sitúa a la derecha de ésta, el soldado deberá picar con la mano izquierda, si por el contrario, el mantón se sitúa en la izquierda de la falda, el soldado deberá picar con su mano derecha.



En una parte superior de la falda, se encuentra el cinturón que tiene que ir tapando la parte superior de la falda. Más arriba se sitúa el peto que sirve para guardar los guantes o algún pañuelo. Cubriendo la parte superior del tronco está la chaquetilla que estará decorada con motivos religiosos. La cabeza del soldado se cubre con el morrión que se decora en su parte superior con unas cintas de colores muy vivos y de lo más variopinto y unas rosas que arman si cabe aún más el terno del soldado y que harán juego con las bolas que decoran las picas o armas del soldado.




Dije al principio que quería ser breve y concreto. Quizá me esté excediendo en demasía, y  por ello voy a terminar no sin antes recordar que sólo he procurado esbozar una línea maestra de lo que antaño hacían nuestros soldados romanos en las procesiones de Semana Santa de aquella época, no tan remota, sin más rodeos ni ambages.


No quiero terminar sin hacer unas consideraciones finales que me parecen especialmente pertinentes, es claro y notorio que esta tradición se remonta más allá de la edad de mi informante pues el mismo me reitera que ya en un momento dado, su tío Isidro en el primer tercio del siglo XX tomaría las riendas de esta cofradía, años más tarde su hijo Isidro le sucedería en ese particular reinado.

"Reyes" célebres fueron, Gabriel Mateo (El Moreno), Pedro Juan Sánchez o el mismo Lorenzo Riaza que ocuparía el cargo de "rey" entre 1966-1972, estos "reyes" me atrevo a decir no dejarán de serlo, porque esta tradición les ha enganchado de por vida.


Actualmente, es José Mañas quien dirige las riendas de esta cofradía y se ocupa de velar por la pureza de esta tradición ya muy dilatada en el tiempo.

Sólo me resta mostrar mi agradecimiento personal a Lorenzo Riaza Carretero, "pozocañaero" de convicción y devoción, por la información desinteresada que me dió, sin él me hubiera sido imposible la realización de este breve comentario sobre los soldados romanos de Pozo Cañada, él y también su mujer me aportaron citas y datos de especial interés.







FUENTES:
https://pozocanada.blogspot.com/search?q=Soldados+Romanos+de+Pozo+Ca%C3%B1ada

Bibliografía consultada:

(1) RUÍZ LÁZARO, Francisco José "La tamborrada de Semana Santa en Tobarra y Hellin" (Narria. Estudios de artes y costumbres populares. Nº27, provincia de Albacete. Universidad Autónoma de Madrid) Madrid 1982.


























© Pedro Pablo Romero Soriano RS

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