Fotografía: Salamanca rtv al día. Castañeras de antaño
Me gustaba la llegada del frío. Ver caer la lluvia a través del cristal, mientras de ruido de fondo, se escuchaba la radio. Muchas tardes, en aquel tiempo de infancia, mi madre tejía los jerseys de lana, mi abuela contaba anécdotas del pueblo, y yo, jugaba sentada en el suelo. Me acompañaba un chusco de pan y una porción minúscula de chocolate que mi madre, tarde tras tarde me daba. Hablaban entre ellas, sin cansarse, y yo estaba atenta de todo cuanto allí acontecía, en aquella pequeña salita, donde la mesa camilla estaba presente, adornada con aquellos tapetes de ganchillo que mi abuela tejía sin fin.
Era tiempo de castañas. Desde la ventana podía observar a aquella vieja castañera, con su pañuelo negro, y su toquilla de ganchillo, preparando las castañas, para ser asadas. Un ritual que durante tres semanas se repetía. Contaba la abuela que era viuda, y que para aumentar los ingresos ponía aquel puestecillo de castañas. Me gustaba el olor de las castañas asadas. Me imaginaba que las castañas tenían vida propia, y que al ser asadas mostraban todo su esplendor. Recordaba entonces, como los domingos, en tiempos de setas y castañas, solíamos ir a un bosque, en cuya entrada me esperaba aquel viejo castaño, con las castañas bien guardadas en aquel caparazón espinoso ; cómo se protegían de todos, pensaba yo, mientras rebuscaba alguna cuyo caparazón estuviese a punto de desprenderse. Tiempo de castañas, donde se mezclan recuerdos, melancolías y añoranzas, mientras repito sin fin aquella canción que me enseñó mi abuela:
“Yo soy la castañera.
Castañas te vendo yo
son ricas y redonditas,
todas de color marrón.
Te puedo vender una
te puedo vender dos.
Con ellas te regalo
alegría e ilusión.
Cuando llegue el otoño
salimos a pasear
y con las ricas castañas
tus manos calentarás.”
Texto: Rosa Delgado
Preciosa imagen evocadora de muchos recuerdos. Una hermosa postal de nostalgia...La edición le aporta esa magia de los recuerdos de la niñez.
Con la llegada del frío aparecen las figuras de los castañeros en ciertas esquinas de nuestras calles. Quisiera hacer un homenaje a este oficio tan entrañable por los buenos momentos que me han proporcionado. Cierro los ojos y recuerdo el olor a castañas asadas, el tacto del cucurucho de papel de periódico que me ofrece el castañero con sus manos teñidas de carbón, el calor en mis manos al intentar pelarlas y cómo me quemo la lengua al echarme la primera a la boca. Mmm, ¡que ricas!
FUENTES:
https://www.facebook.com/photo/?fbid=1731281454339354&set=gm.3780007165553019&idorvanity=1729762487244174
Ángeles Conde de Luis
https://albacete365.blogspot.com/2013/11/calle-dionisio-guardiola-esquina-con.html
©Pedro Pablo Romero Soriano RS
No hay comentarios:
Publicar un comentario