Poesía manchega - Pozo Cañada

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jueves, 8 de marzo de 2018

Poesía manchega

LA MUJER MANCHEGA, Poema de Antonio Machado


La Mancha y sus mujeres... Argamasilla, Infantes
Esquivias, Valdepeñas, La novia de Cervantes,
y del manchego heroico, el ama y la sobrina
(el patio, la alacena, la cueva y la cocina,
la rueca y la costura, la cuna y la pitanza),
la esposa de don Diego y la mujer de Panza,
la hija del ventero, y tantas como están
bajo la tierra, y tantas que son y que serán
encanto de manchegos y madres de españoles
por tierras de lagares, molinos y arreboles.
Es la mujer manchega garrida y bien plantada,
muy sobre sí doncella, perfecta de casada.

El sol de la caliente llanura vinariega
quemó su piel, mas guarda frescura de bodega
su corazón. Devota, sabe rezar con fe
para que Dios nos libre de cuanto no se ve.
Su obra es la casa ?menos celada que en Sevilla,
más gineceo y menos castillo que en Castilla?.
Y es del hogar manchego la musa ordenadora;
alinea los vasares, los lienzos alcanfora;
las cuentas de la plaza anota en su diario,
cuenta garbanzos, cuenta las cuentas del rosario.

¿Hay más? Por estos campos hubo un amor de fuego,
dos ojos abrasaron un corazón manchego.

¿No tuvo en esta Mancha su cuna Dulcinea?
¿No es el Toboso patria de la mujer idea
del corazón, engendro e imán de corazones,
a quien varón no impregna y aun parirá varones?

Por esta Mancha ?prados, viñedos y molinos?
que so el igual del cielo iguala sus caminos,
de cepas arrugadas en el tostado suelo
y mustios pastos como raído terciopelo:
por este seco llano de sol y lejanía,
en donde el ojo alcanza su pleno mediodía
(un diminuto bando de pájaros puntea
el índigo del cielo sobre la blanca aldea,
y allá se yergue un soto de verdes alamillos,
tras leguas y más leguas de campos amarillos),
por esta tierra, lejos del mar y la montaña,
el ancho reverbero del claro sol de España,
anduvo un pobre hidalgo ciego de amor un día
?amor nublóle el juicio: su corazón veía?.

Y tú, la cerca y lejos, por el inmenso llano
eterna compañera y estrella de Quijano,
lozana labradora fincada en tus terrones
?oh madre de manchegos y numen de visiones?,
viviste, buena Aldonza, tu vida verdadera
cuando ta amante erguía su lanza justiciera,
y en tu casona blanca ahechando el rubio trigo.

Aquel amor de fuego era por ti y contigo.

Mujeres de la Mancha con el sagrado mote
de Dulcinea, os salve la gloria de Quijote.


Fotografía: La Mujer manchega. Fotografía: Ciudad Real- Año 1961-1966.
Mujeres trabajando en el campo.

Autor: Kees Scherer.


POPURRI

El campo de La Mancha
es de oro fino
el trigo trae pan
la viña el vino.

Alejarse de su amada,
como amante que no quiere,
alejarse de su amada,
va el Guadiana discurriendo
por la manchega llanada,
por la manchega llanada,
como amante que no quiere.

Paque estén buenas las migas,
hace falta preparar
un güencacho de chorizo,
las uguas y las tajás.
las uguas y las tajás,
pa que estén buenas las migas.

Aunque soy de La Mancha
no mancho a nadie.
No mancho a nadie,
más de cuatro
quisieran ser de mi sangre

Que la conoces no digas
aunque de La Mancha seas
que la conoces no digas
si el fandango no has
cantao
ni has
bailao
las seguidillas
aunque de La Mancha seas.

Cómo quieres que te quiera
si soy un jornalete,
cómo quieres que te quiera
si no puedo mantener
sayas con tanto ribete,
sayas con tanto ribete,
cómo quieres que te quiera

Yo tengo un carro
y una galera,
y un par de mulas
campanilleras.

Esta noche ha llovido,
mañana hay barro.
Cuatro pares de mulas
lleva mi carro.
Arrieros semos
y en el camino nos encontraremos.

No te cases con pastores
que comen el pan muy duro,
cásate con jornaleros,
comerás como ninguno.

Es mi amante mulero
de cinco mulas,
de cinco mulas,
es mi amante mulero,
tres y dos son del amo,
las demás suyas.

Tengo mi cuerpo de coplas
que parece un avispero;
se empujan unas a otras,
por ver cuál sale primero

A la jota, jota
que bailan los perros
alzan la patilla
y se quedan tiesos.
A la jota, jota
que bailan los gatos
alzan la patita
y se les ve el rabo.

Dicen que no me quieres
porque soy sordo
yo tampoco te quiero
por lo que oigo,
por lo que oigo,
por lo que oigo, niña,
por lo que oigo,
dicen que no me quieres
porque soy sordo.

Fotografía: Toledo(Castilla La Mancha) 1965
Centro de Estudios de Castilla-La Mancha (UCLM)
Desollando un conejo en un corral de la 
casa



MONUMENTO A LA MUJER MANCHEGA, Ciudad Real.

La mujer manchega fue la motivación del artista daimieleño, Jesús Ruiz de la Hermosa, cuando se plateó esculpir una obra para Ciudad Real. Tanto su ubicación como su tamaño son totalmente novedosos. Sentada sobre un banco, el realismo de la silueta de una madre con su hija, vestidas con el traje típico de la región, confunde a más de un ciudadrealeño que pasea por la zona.

Un homenaje a todas las mujeres manchegas.

Fotografía: La Alacena de D.Quijote.




 FUENTES:

https://www.facebook.com/laalacenadedonquixote/photos/a.446276288731206/4483643838327744/?type=3&theater
https://www.facebook.com/laalacenadedonquixote/photos/a.446276288731206/4483498491675612/?type=3&theater





LA ESPERA

Tranquilicos al lado de la lumbre,
(Colocados cada uno en un cornero,
pero sí cada noche más cercanos
en el amor de Dios, que es el auténtico),
mi vieja y yo, canosos y extenuados
por el duro trabajo y por el tiempo,
esperamos que suene el llamador
que sin duda lo hará en cualquier momento.

Ella, con sus agujas hace punto
para mitigar el frío de sus nietos
y yo con las tenazas, garabatos
dibujo en la ceniza de los leños.
No rezumba una mosca en la cocina
-porque tampoco hay moscas en invierno-,
sólo se oye mi voz, que temblorosa
vagamente repasa los recuerdos.

Ni mis hijas aprueban lo del punto
ni mis hijos admiten lo del fuego,
dicen, que eso son cosas muy antiguas,
tradiciones absurdas de los viejos,
pero bien que se arriman al sagato
por cuando alguna vez vienen a vernos,
y los jerseys de lana que hace madre
hay que ver lo que abrigan en el cuerpo.

Nos critican que estamos retrasados,
que es insano comer cada año un cerdo,
pero sí que les gustan las morcillas
que asa su padre en la brasa a fuego lento.
El clarete que guardo en la bodega
y sin filtrar en la tinaja cuezo
es muy agrio, y no hay quien se lo beba,
más...casi todo se lo soplan ellos.

El arca está llena de ropajes
que nos fueron legando los abuelos.
Oliendo a naftalina, mis tres hijas
se revuelcan de risa siempre al verlos,
pero después, se ponen los refajos
las enaguas de encajes y los velos
y hay que ver la importancia que se dán
en las fiestas que se hacen en el pueblo.
Zurriendo está el granizo en los cristales
y en la calle ladrando están los perros.

El candil moribundo, su torcía
da una luz que tremola en aspavientos.
Igualmente comparo nuestras vidas
(aunque parezca mal comparamiento),
y es...que somos candiles sin aceite
muy empeñados en seguir luciendo.
Hace mucho que vamos cuesta abajo
y la cuesta se baja en un momento,
parece que fue ayer cuando los quintos
las "guarras" de Farfullo se comieron.

Yo me acuerdo de ver las torpes aspas
del molino jugando con el viento
y he "echado"el tute con Pepe Mediarroba
cuándo estaba furriel de casinero.
Tres reglas aprendí con Pinchanabos
(que entonces del saber era un portento)
y tú fuiste con doña Basilisa
a bordar y aprender el Padrenuestro.

Con una burra vieja he caminado
a vender sardineta por los pueblos
y reñí con Pelusa en las Anorias
en el mismo negocio compitiendo.
En la "Peñuela "que fue tierra de moros
soñando su tesoro el "Barquillero".

El cura don Jesús, creyente en zorras
más que en el antiguo testamento.
Los Moros y Cristianos de Maleta
y el tío Félix cambiando parlamentos,
sin olvidar al burro del molino
que dentro de su clase era un talento.
Yo he tenido la suerte de ser músico
con Trifón, con Antón y con el Tuerto.

La comparsa sonaba malamente,
pero eran fabulosos los conciertos.
Estas cosas pequeñas de la vida,
son el hito feliz de unos momentos
y afloran cada vez que se repasa
el álbum general de los recuerdos.
Los traumas, las penas y el dolor,
por ser desagradables y funestos,
gracias a Dios(que mira por nosotros)
se humillan fácilmente en el cerebro.

Por eso mujer, yo en mis coloquios
resucito este plácido recuento.
Que tú y yo, pasamos muchas horas
bajo el sol del verano al acarreto
y el azafrán cogimos con estrellas
exhalando cristales nuestro aliento.

Hemos comido gachasmigas,
(y nos considerábamos contentos),
que otras veces dormimos sin cenar
cuándo los años del racionamiento.
No obstante, bien sabes que los niños
se criaron solamente con tu pecho
y a la casa desde que nos casamos
no ha venido ninguna vez el médico
Sin embargo-mujer-pariste nueve
en menos rato que se tarda hacerlos.

Debe ser tarde, y la señal no falla
cuándo el gallo de turno está despierto
enzarzados los novios en las puertas
(porque ahora en la calle no hay sereno),
el último repaso al morenete
le dán, mientras se vienen despidiendo.


Antiguamente, "tumbaos" en la gatera,
el novio por fuera, ella por dentro
y aún en misa decía don Emilio,
que la moral se estaba corrompiendo.
Y es que entonces, mujer, tan solamente
con perejil como medicamento,
los mozos llevábamos el "baleillo"
lo mismo que llevaban los "muruecos".

Pero también pasaban cosas malas,
que en el Villar, haciendo "El Prendimiento"
se le alzó el mandíl a la Verónica,
y estuvieron sin luz sólo un momento
Los últimos rescoldos del "sagato",
consumidos se están desvaneciendo,
se le ponen canosas las cenizas
y eso es señal de que se está muriendo.

Las pavesas, al aire del "soplaor"
columpiando se van por el humero.
El llamador de la puerta "herrobinado",
por esta noche permanece quieto.
....................................
La visita esperada aún no llega.
....................................
Esta noche, el Señor se siente espléndido.
....................................
Pues menudo fracaso. No haces punto
ni me parece que me estás oyendo,
y por lo tanto, no has cogido nada
de las retahílas que te estoy diciendo.
.....................................
El gato, al balón, con el ovillo
de la lana, jugando está en silencio.
.....................................
Ella empieza a roncar a ralentí.
.....................................
¡Odo...que yo también me estoy durmiendo!









CANTO A LA MUJER MANCHEGA

Yo me casé, por orgullo,
con una mujer manchega,
que es el reflejo genuino
del corazón de esta tierra.

Limpia, como los veneros
del agua fresca y somera
que aflora soñando mares
por los ojos de Ruidera.

Pura, como el vino blanco
que hierve en vieja solera.
Hermosa, como la virgen
que en los Llanos se venera.

Por voto de mis amores,
le dí mi vida y mi hacienda,
y desde entonces hay risas
y felicidad en mi aldea.

Han crecido los pinares,
hay más grado en la bodega,
más trigo en nuestros trigales,
más flores en primavera.

Mi vida, oculta en el ocio
de una existencia labriega,
lozana desde aquel día
retoña en su sabía nueva,
como bancal de arrompio
que bate la vertedera.

Y es, que es tan dulce la vida,
con una mujer manchega,
que no se nota el trabajo
ni hay sinsabores ni penas.

Cada frase, una sonrisa.
Cada palabra, una arenga
Cada mirada, un reflejo
del Sol que se reverbera
y cada paso un camino
que a buen destino te lleva.

Para todo tiene halagos,
y el aire de su presencia
lleva en pós, la simpatía
de quien convive con ella.


Hasta en el fétido aprisco

porfíanse las ovejas,
que va a ordeñarlas el ama,
y es un honor ser primera.

Por las"trasnochás", la Luna
con ella charla y remienda.
Le tapa al nene la mano
que se dejó descubierta.

Observa un rato mi sueño,
y silenciosa me besa,
sellando sus labios rojos
el cese de la faena.

Como el canto de la alondra
que trinando nos despierta,
llama a los rudos muleros
que pecan pensando en ella.

Al pavo real, que ufano
le hace a la pava la rueda.
Al Sol que tímido sale,
y al pastorcillo que sueña
en un nido de jilgueros
con jilguerillos de seda.

Al palomar, que encendido
de llama azul despereza,
y en resumen, a la vida
que con la mañana empieza
movida por el resorte
de su rústica belleza.

En septiembre, cuándo vamos
con las mulas a la Feria;
con un pañuelo turbado
en su anillada cabeza,
oliendo a azafrán tostado
a hinojo y a hierbabuena,
no hay quien al pasar no mire,
ni quien al mirar no vea,
a la mujer del terruño
a la auténtica manchega.

Aquella que a don Quijote
tantas noches tuvo en vela.
Esta que amasa el pan blanco
y hace con los dedos cuentas,
que a la corta o a la larga
casi siempre salen ciertas.

Esta que me cose el traje
y el baberico a la nena
Aquesta vulgar señora,
que suelen llamar paleta
porque no se tiñe el pelo,
ni lleva roña en las cejas,
ni le dice "chuchi" al nene
y a la pachona Enriqueta.

Aquí en este paraíso
-que bien llamarlo pudiera-
no ha falta que vengan médicos,
ni boticas, ni parteras,
ella sola se los pare
y ella misma los arregla.

Y me cría unos chiquillos,
coloradicos como tejas.
Sanchos Panzas de juguete,
que aún arrastran la panceja
y ya se van con la burra
al pueblo, a llevar las rejas.

Por la mañana, un cazurro
de gachasmigas ruleras
se comen, y no han tenido
ni unas malas paperas
y es, que son de buena raza.

Hijos de madre manchega,
que tiene la sangre virgen
de vicios y de impurezas.

Sangre "filtrá" en la besana,
en la ermita y en la artesa,
que eso es decir:.. castidad,
santidad y fortaleza.






"TUS HONORARIOS DE LA MISA DE MI ESPOSA"

Las manos de tu padre deformadas
por el yunque de una fragua vieja
¿cómo pudieron forjar de aquel dentál
una lámina tan llena de pureza?
El Señor, en tus manos se agiganta
como el"Teide"que surge entre la niebla,
y subido tan alto, te confieso
que a mí me impresiona su presencia.

Esa voz que transmite el Evangelio
tu palabra misteriosa y queda
con las ondas adquiere cualidades
que potente en los tímpanos flagela.

Tu Misa sabe a poco Juan Miguel
y es que con tanta caridad se adentra
que nos va emborrachando y nos traslada
dónde las horas del reloj no cuentan,
y esto es la gloria Juan Miguel
y tú la gracia de Dios para expandirla.

Yo no soy fanático de nada,
(por lo tanto no soy para la Iglesia)
pero vale la pena ir de toros cada día
sí eres tú el sacerdote que torea.

De cura no sé cuánto tendrás,
(esto no se mide por fanegas),
pero a mí que me gusta la poesía
sé que tienes mucho de poeta,
y unidas las dos cosas configuran
el proverbio de la miel y las hojuelas.






LOS CHIQUILLOS

No te enfades mujer, ellos que saben.
son tan chiquiticos, tan pequeños
que aún no tienen filtro en la cabeza;
todo lo que piensan sale entero
Sus ideas, son trigo amontonado
antes de pasar por el cribero,
cataratas que se precipitan
en un río fugaz y sin gobierno.

Anhelando se hagan hombrecicos
ardiendo están tus ojos en deseo.
Tu error me dirás-llorando acaso-
ese día cercano, lo preveo.

De tu lucha, yo sé. Sé, que muchos
cuidados requiere haber con ellos,
más...los gozos que percibe el alma,
son el cambio, muy puros, muy intensos.
Al ser grandes, se enfría su cariño,
que se cansan de seguir queriendo
Cuándo espigan, se van. Y es muy triste
un hogar sin chiquillos. ¡Qué silencio!
Yo, al contrario que tú, quisiera
tenerlos así siempre, pequeños.

La guerra del niño es de juguete.

De cartón y trapo sus muñecos.







Pascual Cantos







©Pedro Pablo Romero Soriano RS

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