Tradición oral - Pozo Cañada

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jueves, 8 de marzo de 2018

Tradición oral


TRADICIÓN  ORAL

El manchego o dialecto manchego​ es la variante del castellano​ que se emplea en La Mancha (España). Su ámbito geográfico más estricto correspondería a gran parte de las provincias de Albacete y Ciudad Real y las zonas situadas más al sur de Cuenca y Toledo.
En un sentido más genérico, puede aplicarse a un área bastante extensa, que incluiría parte de la Comunidad Valenciana​ y la Comunidad de Madrid, donde no es fácilmente discernible el uso histórico del producido por la inmigración.
La mayoría de hablantes de este dialecto son con frecuencia diglósicos y cambian deliberada o inconscientemente de dialecto, en los registros formales, utilizando un castellano más normativo -aunque muy salpicado de mancheguismos- ya que consideran vulgar su propia manera normal de hablar. 
Gracias a programas de televisión humorísticos como La Hora Chanante o Muchachada Nui -cuyos actores son, en su mayoría, manchegos-  se están extendiendo y dando a conocer a toda España muchos giros, entonación pronunciación y vocablos propios de La Mancha.
Aunque el dialecto manchego se suele considerar como uno de los dialectos de transición, debido a los avatares históricos que ha sufrido La Mancha a lo largo de siglos, existen influencias intensas de otros dialectos como el (murciano) e idiomas (valenciano, mozárabe, etc.) y muy especialmente del idioma aragonés. También, debido a su profundo conservadurismo, existe un importante sustrato del latín o el árabe.

Vocabulario
Dentro de su vocabulario, además de algunas variaciones fonéticas respecto del castellano estándar, encontramos en el habla manchega abundantes arcaísmos castellanos (ej. vidovio(e)sotrosotri o sotreotro), aragonesismos (chullachuleta, costilla con carne de animal vacuno, lanar porcinomelsaflema, tardanza, indolenciazucleríaconfitería, casi exclusivamente en Villarrobledo), mozarabismos (ardacho -del ar. ferdej-lagarto, frec. en Alcalá del Júcar), valencianismos (polsaguerapolvaredaterretremoterremotobajocajudía verde), etc. Existen, asimismo, bastantes términos muy arcaicos como zaraballotrozo de panzurocorazón de la mazorca de maíz y corcho de árbolzurrazurracapote, bebida espirituosa o de etimología muy dudosa como cibantopequeña elevación, prominencia. También se suelen crear neologismos por influencia de los artículos (el lejíoel ejido).

Es muy habitual la presencia de significados diferentes para palabras homófonas en castellano: bacín (man.)sabiondo, metomentodo por bacín (cas.)orinal.

A su vez, la RAE en su Diccionario de la lengua española considera bastantes mancheguismos exclusivamente como murcianismos (p. ej. tápenaalcaparra), andalucismos (p. ej. zarrio/-abasto, zafio), aragonesismos o sin localización.

Existen ejemplos de vocablos exclusivos de una localidad o grupo pequeño de localidades a los que no se le conoce relación etimológica en otras comarcas como es el caso de acasca, usado para expresar sorpresa en la zona de Albaladejo, en el Campo de Montiel, pos miaque (pues mira que) menestér que (haría falta que) de Villarrubia de los Ojos, o to(ma), exclusivo de Daimiel y Albacete, donde el término se utiliza para expresar sorpresa, enfado, indignación..., según la entonación y el contexto.

En muchos términos, considerados vulgarismos en otras zonas castellano-parlantes, se observa una gran tendencia al conservadurismo del habla manchega puesto que están mucho más cerca de los étimos originales (árabe o latín) que sus equivalentes castellanos.

Así se dice azaite (del ar. az- zait) o enantes (del lat. in ante), agora (ahora, del latín ac hora), vide (vi, del latín vidi). Se observa algún rasgo de articulación incorrecta del árabe en términos que no deben llevarla (aljedrez o alvellana) o, incluso, variantes fosilizadas de expresiones o giros latinos (abenicio de ab initiofilio/a de filium (en la zona de Carrizosa), solespones de solis ponisbusilis de (qui)bus illishogaño de hoc annumdefehomo/decehomo de ecce homo).

Las mayores diferencias respecto al castellano normativo, en cuanto a vocabulario, se encuentran especialmente en términos especializados y de uso poco común como los referidos a útiles o tareas agrícolas: estevatozapescuñovarijábóllegaabujofinarteempiedrotrócola.

Sin embargo, algunos han pasado a tener otros significados por analogía, en sentido figurado, etc.

Así un pescuño, que en origen es una pieza del arado o una porción de tierra en un bancal; por su forma de cuña también ha pasado a designar un tasajo grande de carne.

También el término trócola (en origen una polea de los molinos de viento) ha pasado en algunas zonas, con sentido figurado, a designar a jóvenes a los que les gusta cierta música de baile, bacalaero/-a.

También son abundantes los términos compuestos: mascabillotasretusalindesesgarracolchas, "estripaterrones" etc.

Gramática
Gramaticalmente, se observan rasgos como una tendencia a la masculinización de algunos nombres femeninos (ranocabroovejogallin), frente a la feminización de otros (serpienta). 

En algunos casos conviven tres vocablos (liebre, neutro o indefinido, liebra, liebre hembra y liebro, liebre macho) para designar un mismo animal, quizá un pervivencia del género neutro.​ En el habla manchega, así mismo, encontramos palabras de género masculino acabadas en -e.

También son abundantes los fenómenos de contracción, especialmente en construcciones VERBO + que (puequepuede que o coroque: por anaptixis, creo que), en artículos (l'alcobael dormitoriol'alacenala despensa); en preposiciones: anca (" a casa de") y enca (" en casa de") ; o con partículas y pronombres seleme, etc. También se observa cierto deísmo en algunos verbos: d'ir por ir.

Son mayoritarios, los diminutivos en -ico/a-ejo/a-ete/a . En aumentativos la variedad es enorme, existiendo todas las variantes posibles registradas en castellano, aunque son más frecuentes y privativas de la zona, -asco/a o -usco/a (filetasco o filetusco), -aco/a (libraco).

En el habla manchega, también se forman neologismos por la inclusión de sufijos como -ángano/a o -indángano/a: Así de sopa deriva sopángan; de locoloquindango, etc.También es muy característico, la deformación de superlativos en la forma del uso de -ísmo o -ímmo por -ísimo (muchismo o muchimmo : muchísimo). 

Se observa incluso, quizá de manera festiva y con ánimo de exagerar, la presencia de una especie de superlativo superior por reduplicación: grandismismo: literalmente, muy grandísimo (sic), el más grande de los más grandes

No existe el superlativo irregular érrimo (pobrismopaupérrimoagrismoacérrimo)

En infinitivos con pronombre enclítico se elude la rconvidalo por convidarlo, invitarlo. En infinitivos o imperativos que añaden la partícula -se, se elude la -r (en el primer caso) y se añade -n al final en los dos: vesen por verse y véngasen por vénganse.

En las construcciones con valor genitivo se elide la /d/ en la preposición de o se suprime completamente: Coto'e caza por coto de cazacoche' línia por coche de línea, autobús.

En las contracciones se mantiene la /l/: Ca'l Conde por Casa del Conde.

Se aprecia una cierta reminiscencia del mozárabe en el imperativo: trai(te) (¿tray- te?) por tráe(te)dai(me) (¿day- me?) por dame.

La forma plural experimenta rotacismo, y se asimila al infinitivo del idioma español (el infinitivo manchego, por lambdaización, suele acabar en -lpartil por partir): venir (p')acá por venid aquísalir d'ai por salid de ahí.

En los adverbios también existen algunas diferencias respecto al uso normativo.

Por ejemplo, los adverbios de lugar que indican proximidad (aquí o acá) o lejanía (allí o allá), conviven en La Mancha con otros como acaquí (con cierto matiz de proximidad inmediata) o acullá (con cierto matiz de lejanía remota).

Así mismo existen otras locuciones adverbiales o adverbios propios ((en) comedio), variaciones arcaicas (hogañoantañoanierantier), tendencia a la diminutivización (de seguidicacon tentico), etc.



Se ha dicho, con bastante razón por cierto, que la memoria es el espejo retrovisor de la Historia, queremos llamar la atención ahora en aquellas expresiones de extensión breve pero con un amplio contenido: los refranes, esas sentencias breves, sacadas de la voz de la experiencia que surgen de forma espontánea, que tienen una lógica aplastante y dejan siempre una enseñanza que debemos encontrar.


Hoy por hoy, apenas si los utilizamos pero entre nuestros mayores eran utilizados de forma habitual, llegando a construirse conversaciones repletas y cimentadas en estas expresiones.


-Come buen tocino y bebe vino añejo y te relucirá el pellejo.

-Agua que nos has de beber, déjala correr.

-Dime con quién andas y te diré quién eres.

-Antes se coge a un mentiroso que a un cojo.

-El que mucho corre, pronto para.

-Dios aprieta, pero no ahoga.

-En abril aguas mil.

-No hay mal que cien años dure.

-Aunque la mona se vista de seda, mona se queda.

-Tiran más dos tetas que dos carretas.

-Con pan y vino, se anda bien el camino.

-Más vale sólo que mal acompañado.

-Por Santa Teresa la aceituna en la mesa.

-Agua por San Juan, quita vino y no da pan.

-Quién a buen árbol se arrima buena sombra le cobija.

-No hay mal que por bien no venga.

-Agua en agosto: azafrán, miel y mosto.

-No por mucho madrugar amanece más temprano.

-Vísteme despacio que tengo prisa.

-De los aleccionados, salen los escarmentados.


-Perro ladrador poco mordedor.

-Si en febrero retronara, un gran año se prepara.

-A perro flaco todo son pulgas.

-Al viejo y al bancal, lo que se le pueda sacar.

-A caballo regalado, no le mires el dentado.

-El hábito no hace al monje.

-Cuándo el español canta, o está jodido o poco le falta.

-En boca cerrada no entran moscas.

-Dónde hay patrón, no manda marinero.

-A la cama no te irás sin saber una cosa más.

-De lo que no veas, la mitad creas.

-Para torear y casarse hay que arrimarse.

-Encima de leche nada eches.

-El que la sigue, la consigue.

-Hasta el cuarenta de mayo no te quites el sayo.

-Hasta San Antón, Pascuas son.

-No hay ninguna suegra buena ni ninguna madre mala.

-Vale más tener, que desear.

-El hombre propone y Dios dispone (y la mujer descompone).

-A las diez, en la cama estés.

-A palabras necias, oídos sordos.

-Afortunado en el juego, desgraciado en amores.

-Cuándo marzo mayea, mayo marcea.

-Poda tarde, siembra temprano, y cogerás uva y grano.

-Marzo airoso y abril lluvioso sacan a mayo florido y hermoso.

-Ante la duda la más tetuda.

-Quien siembra vientos recoge tempestades.

-En agosto: frío al rostro.

-Una golondrina, no hace verano.

-Ir por lana y salir trasquilado.

-Dónde una puerta se cierra, otra se abre.

-Quién canta, sus males espanta.

-El hacer bien a villanos, es echar agua a la mar.

-No se ha mentar la soga en casa del ahorcado.

-Aún falta la cola por desollar.

-De paja y heno, el vientre lleno.

-Cuándo te viene el bien, mételo en tu casa.

-Viva la gallina, aunque sea con su pepita.

-Que hablen las cartas y callen barbas.

-Más vale un toma, que dos te daré.

-Tan presto se va el carnero, como el cordero.

-Si al palomar no le falta cebo, no le faltarán palomas.

-Dónde menos se piensa salta la liebre.

-Dime con quién andas y te diré quién eres.

-A buen pagador no le duelen prendas.

-Pues tenemos hogazas, no busquemos tortas.

-Bien predica quien bien vive.

-Dios que da la llaga, da la medicina.

-Los duelos con pan son menos.

-Quien yerra y enmienda, a Dios se encomienda.

-Júntate a los buenos y serás uno de ellos.

-De noche todos los gatos son pardos.

-La mujer no sólo ha de ser buena, sino parecerlo.

-Más vale buen nombre, que muchas riquezas.

-Al buen entendedor, con pocas palabras basta.

-Haceos miel, y os comerán las moscas.

-Ande yo caliente y ríase la gente.

-Cuándo a Roma fueres, haz lo que vieres.

-Del dicho al hecho, hay un gran trecho.

-El que mucha larga vida vive, mucho mal ha de pasar.

-El que compra y miente, en su bolsa lo siente.

-Quién busca el peligro, perece en él.

-A otro perro con ese hueso.

-A quién Dios se la dé, San Pedro se la bendiga.

-Buen corazón quebranta mala ventura.

-Más vale buena esperanza que ruin posesión.

-Mientras se gana algo, no se pierde nada.

-No hay camino tan lleno, que no tenga algún tropezón o barranco.

-La pluma es la lengua del alma.

-Tanto tienes, tanto vales.

-En casa llena presto se guisa la cena.

-Quién te quiere bien, te hará llorar.

-Erase que era: el bien que viniera para todos sea, y el mal para el que lo fuere a buscar.

-Desnudo nací, desnudo me hallo, ni pierdo ni gano.

-Más vale pájaro en mano que buitre volando.

-Cuándo te tiren la vaquilla, corre con la soguilla.

-Más vale migaja de rey, que merced de señor.

-De la abundancia del corazón nace la lengua.

-En otras casas cuecen habas y en la mía calderadas.

-Haz lo que tu amo te manda y siéntate con él a la mesa.

-No ocupa más pies de tierra el Papa que el sacristán.

-Detrás de la cruz, está el diablo.

-Tripas llevan corazón, que no corazón tripas.

-Debajo de mala capa, suele haber mal bebedor.

-El dar y el tener, seso ha menester.

-Cuándo Dios amanece, para todos amanece.


REFRANERO MANCHEGO





El campo
  • Echando mucho aceite a la sartén, cualquiera fríe bien.
  • En alcuza de pobre, ni abolladura que le falte ni gota de aceite que le sobre.
  • La verdad, como el aceite, queda encima siempre.
  • Más mancha gota de aceite que cien cántaros de agua.
  • Oliva, viña y potro, que lo críe otro.
  • A su tiempo maduran las brevas.
  • No es harina todo lo que blanquea.
  • No es lo mismo predicar que dar trigo.
  • Comiendo pan y melón, nadie tiene indigestión.
  • El pepino en invierno amarga hasta el yerno.
  • Buenas uvas llenan de buen vino las cubas.
  • Clases de vino sólo hay dos: el bueno y el mejor.
  • Las "uguas" que nacen en abril, no llegan al jaraíz.
  • La uva tiene dos sabores divinos: como uva y como vino.
  • Lo que tiñe la mora, otra verde lo descolora.
  • Mala hierba nunca muerte.
  • Una manzana mala pudre una tonelada.
  • Ara hondo y echa basura, y no leas libros de agricultura.
  • Coge más uvas que paja, aunque rompas la navaja.
  • El que no quiera polvo que no vaya a la era.

Los animales
  • A borrico viejo, poco verde.
  • Más vale asno que me lleve, que caballo que me derribe.
  • A caballo regalado no le mires el dentado.
  • Caballo grande, ande o no ande.
  • El ojo del amo engorda al caballo.
  • La cabra que tira al monte, no hay cabrero que la guarde.
  • Al matar el gorrino, juerga, placer y tocino.
  • Mejor que gruña el cochino que los hijos del vecino.
  • Gallina cacareadora, poco ponedora.
  • Gallina que no pone huevos, al puchero.
  • Cuando el gato está ausente, los ratones se divierten.
  • Gato con guantes no caza, pero amenaza.
  • Más sale gavilán de pueblo que águila real de campo.
  • Jabalí herido, vale por dos.
  • Cuando salta la liebre, no hay galgo cojo.
  • La mejor mula sin manta.
  • Más vale lo que la oveja caga que la hierba que traga.
  • Algo es algo, dijo al ver un hueso el galgo.
  • El que ha sido piojo antes que liendre, pica que enciende.
  • Desde el tendido todos los toros son chicos.
  • Si la víbora viera y el escorpión oyera, no habría hombre que al campo saliera.
  • Sabe más el zorro viejo no por zorro, sino por viejo.

El clima
  • Agua del cielo no quita riego.
  • Agua trae en el cuerpo la luna con cerco.
  • Año que empieza helando, mucho pan viene anunciando.
  • Arco iris al mediodía, agua todo el día.
  • Cielo emborregado, a los tres días mojado.
  • Cuando la sierra lleva montera, llueve aunque Dios no quiera.
  • Cuando el invierno "primaverea", la primavera "invernea".
  • No hay peor tiempo que aquél que viene a destiempo.
  • Siempre que ha llovido, ha escampado.

Los meses
  • Agua en enero, llena bodega y granero.
  • De enero a enero, la ganancia "pal" banquero.
  • En enero, frío o "templao", pásalo "arropao".
  • En febrero, un rato al sol y otro al humero.
  • Febrerillo, loquillo.
  • Febrero el loco, ningún día se parece al otro.
  • La flor de febrero no va al frutero.
  • Cuando marzo "mayea", mayo "marcea".
  • Cuando marzo ventoso, abril lluvioso.
  • Abril aguas mil, si no al principio, al medio o al fin.
  • Agua de mayo no cala el sayo; y si alguna vez lo caló, pronto lo enjugó.
  • Agua de mayo, pan para todo el año.
  • Junio claro y fresquito, para todos es bendito.
  • En julio, beber y sudar, y en fresco en balde buscar.
  • Agosto, frío en rostro.
  • Agosto todo lo seca menos el rostro.
  • En agosto, se hincha la uva del mosto.
  • Septiembre, o seca las fuentes o arrastra los puentes.
  • Por octubre, rescoldito de lumbre.
  • En pasando ya noviembre, quien no sembró que no siembre.
  • En diciembre no hay valiente que no tiemble.
  • En diciembre quema leña y duerme.

Religión
  • A buen capellán, mejor sacristán.
  • Al mal hecho, ruego y pecho.
  • Algo tendrá el agua cuando la bendicen.
  • Cuando Dios no quiere, los santos no pueden.
  • Cuando el diablo no tiene qué hacer, con el rabo mata moscas.
  • Dios da mocos al que no tiene pañuelo.
  • Dios da nueces al que no tiene muelas.
  • El hábito no hace al monje.
  • El hombre propone y Dios dispone.
  • El que no tiene cruz se la busca.
  • En el pecado lleva la penitencia.
  • Eres más perro que San Amaro (que hacía los milagros tumbado).
  • Más hechos y menos golpes de pecho.
  • No sirven sermones al que tiene malas inclinaciones.
  • Nunca es más grande el hombre que cuando está de rodillas.
  • Predíqueme usted, padre, que por un oído me entra y por el otro me sale.

Comida y bebida
  • A buen hambre, no hay pan duro.
  • A falta de pan, buenas son tortas.
  • Antes de inventar la luz, se inventó el arroz con duz.
  • Arroz pasado, arroz tirado.
  • Cochino matado, invierno solucionado.
  • Comiendo pan y melón, nadie tiene indigestión.
  • Con jamón y buen vino se anda el camino.
  • Cuando no hay lomo de todo como.
  • El que bien come y bien digiere, sólo de viejo se muere.
  • Gachas de almorta, el estómago conforta.
  • Las penas con pan son menos penas.
  • Los duelos con pan, menos serán.
  • Más vale pan y aceitunas, que estarse en ayunas.
  • Miel con queso sabe a beso, y queso con miel también.
  • Tripa vacía, corazón sin alegría.
  • A nadie le hace daño el vino, si bebe con tino.
  • Bebe vino y come queso y llegarás a viejo.
  • Después de beber cada cual dice su parecer.
  • El vino alegra el ojo, sana el diente y limpia el vientre.
  • El vino por el color, el pan por el olor, y todo por el sabor.
  • Vino de un año, con éste me apaño; y si tiene dos, me apaño mejor.

Oficios y profesiones
  • A cazador nuevo, perro viejo.
  • A jefe mandón, empleado respondón.
  • Abogado, juez y doctor, cuanto más lejos mejor.
  • Al mal trabajador ninguna herramienta le viene bien.
  • Al mejor cazador se le va una liebre.
  • Arrieros somos y en el camino nos encontraremos.
  • Cada maestrillo tiene su librillo.
  • Costurera sin dedal, cose poco y cose mal.
  • El que cuece y amasa, de todo le pasa.
  • En casa del albañil, goteras mil.
  • En casa del herrero, cuchillo de palo.
  • La gracia del barbero es sacar patilla de donde no hay pelo.
  • Maestro de mucho, oficial de nada.
  • No pidas a quien pidió, ni sirvas a quien sirvió.
  • Profesor que usa estaca, malos alumnos saca.
  • Si hay concejal por vecino, siempre tendrás buen camino.
  • Si quieres tener un mal jefecillo, dale un carguillo.

Laboriosidad
  • A la cama no te irás sin saber una cosa más.
  • A las diez en la cama estés, mejor antes que después.
  • A quien sabe guardar una peseta, nunca le falta un duro.
  • Al haragán y al pobre, todo le cuesta el doble.
  • Bastante me ayuda quien no me estorba.
  • Cuanto más deprisa, más despacio.
  • De lo que no cuesta, lleno la cesta.
  • Días de mucho, vísperas de "na".
  • Donde menos te lo esperas, salta la liebre.
  • El oficio quita el vicio.
  • El olivo y el potro que lo críe otro.
  • El que algo quiere, algo le cuesta.
  • El que la sigue, la consigue.
  • No por más madrugar amanece más temprano.
  • El que más pone, más pierde.
  • El que mucho corre, pronto para.
  • El que no llora no mama.
  • El que parte y reparte siempre se queda con la mejor parte.
  • Hace más el que quiere que el que puede.
  • Hombre parado, malos pensamientos.
  • Lo barato es caro, porque es malo.
  • Lo "olvidao", ni "agradecío" ni "pagao".
  • Lo que poco cuesta, en menos se estima.
  • Lo que puedas hacer hoy, no lo dejes para mañana.
  • Más vale llegar a tiempo que rondar un año.
  • No hay atajo sin trabajo.
  • No hay cosa que canse más que no hacer nada.
  • No hay mejor lotería que el trabajo y la economía.
  • No te pongas a cascar, si tienes la huerta sin regar.
  • No tropieza quien no anda.
  • Quien tuvo retuvo, y guardó para la vejez.

Familia, amor y amistad
  • A padre ahorrador, hijo gastador.
  • De fuera vendrán y a la calle nos echarán.
  • Deja la jodienda un mes, y ella te dejará tres.
  • De la familia y del sol, cuanto más lejos mejor.
  • De la suegra y el doctor, cuanto más lejos mejor.
  • De tal palo, tal astilla.
  • De tus hijos sólo esperes lo que con tus padres hicieres.
  • Dos que duermen en el mismo colchón, se vuelven de la misma opinión.
  • El casado, casa quiere.
  • El día que te casaste, buena cadena echaste.
  • Lo que se aprende en la cuna, siempre dura.
  • No siento que el niño enfermó, sino el resabio que le quedó.Quien te conozca que te compre.
  • Sabe más el loco en su casa que el cuerdo en la ajena.
  • Si quieres vivir en paz, deja a tu mujer mandar.

Gentes y pueblos
  • Aire de Toledo, agua en el cielo.
  • Aquí en La Solana hasta el más tonto hace relojes.
  • Con los de Cuenca, ni trato ni cuenta.
  • Cuando llueve y hace sol, cantan los gallos en Malagón.
  • De Daimiel, ni el aire si puede ser (pero si tienes ocasión, no la dejes perder).
  • De Toledo soy, ni me vendo ni me doy.
  • De Valdepeñas el vino; y el aguardiente del Moral; y "pa" mujeres bonitas Santa Cruz y la "Calzá" (Calzada de Calatrava).
  • Dios te bendiga si eres de Almagro, si eres de Miguelturra que te parta un rayo.
  • El alcalde de Ciudad Real que sabía prender y no sabía soltar.
  • El manchego, fraile, ladrón o arriero.
  • El juez de Ciudad Real, que por quitar a uno dos dientes, se los quitó enteramente.
  • El manchego vende la olla y después come de ella.
  • El marqués de Santa Cruz hizo un palacio en El Viso porque pudo y porque quiso.
  • El puente del Guadiana no lo hizo mano humana.
  • El que va a Sevilla pierde su silla, y el que va a Malagón pierde su sillón.
  • El sastre de Peralbillo, que hacía la costura de balde y ponía el hilo.
  • En Alcázar de San Juan, mucho vino y poco pan.
  • En Alcázar de San Juan, buenas tortas y mal pan.
  • En Bolaños, cada uno va a su apaño.
  • En Camuñas, de uñas; en Herencia, cabezones, y en el Puerto, chiquitos... y con cojones.
  • En el cielo manda Dios, y en la tierra los gitanos, y en Villarrubia de los Ojos, los Villegas son los amos.
  • En Fernancaballero, las hay hermosas... las tinajas de vino, que no las mozas.
  • En Puebla de Montalbán, beben mucho vino y comen poco pan.
  • En Torrijos, según los padres son los hijos.
  • Estás más perdido que Cagancho en Almagro.
  • La mujer del alcalde de Miguelturra, la llevan caballera encima de una burra.
  • Las mujeres de La Mancha, mucho arresto y buena planta.
  • Las de Seseña, si no lo dan, lo enseñan.
  • Los de Guadalajara, o mucho mucho, o nada nada.
  • Madridejos, ni cerca ni lejos.
  • Manchego y hombre de bien, no puede ser.
  • Puertollano, el pueblo de las dos mentiras: ni es puerto ni es llano.
  • Señores, los de Orgaz; hombres, los de Sonseca; tíos, los de Mora.
  • Si a Alcoba vas, lo que lleves cenarás.
  • Si estás en La Mancha y no te manchas, qué coño haces en La Mancha.
  • Si vas a Infantes, echa pan antes.
  • Si vas a La Membrilla, trágate la morcilla.
  • Si vas a Las Labores, aprieta el culo que por echarte un pedo, sacan un duro.
  • Valdepeñas, es una ciudad bravía, más de cien tabernas y una sola librería.
  • Vino de Valdepeñas, qué bien te cojo y qué mal me dejas.

Carácter y aspecto
  • A la vejez, viruelas.
  • A palabras necias, oídos sordos.
  • Al buen entendedor, pocas palabras basta.
  • Buen porte y finos modales abren puertas principales.
  • Calcetín blanco, zapato oscuro, cateto seguro.
  • Del árbol caído, todos hacen leña.
  • Dime de lo que presumes y te diré de lo que careces.
  • Donde hubo, siempre queda.
  • El hombre refranero, mentiroso y embustero.
  • El jorobado no ve su joroba, sino la ajena.
  • El necio cree que todo lo sabe.
  • El que calla, otorga.
  • El que desconfía no es de fiar.
  • El que habla es el que peca.
  • El que habla sin freno, habla lo suyo y lo ajeno.
  • El que mucho habla, mucho yerra.
  • El tonto callando, parece sabio.
  • En la mesa y en el juego se conoce al caballero.
  • Es de bien nacidos ser agradecidos.
  • Genio y figura hasta la sepultura.
  • Habla poco, escucha más, no errarás.
  • Hay quien las mata callando.
  • La cara es el espejo del alma.
  • La fama todo lo agranda.
  • La guapura poco dura.
  • Lo que de joven se aprende, tarde se olvida.
  • Mala hierba nunca muere.
  • Más vale el buen hombre que las muchas riquezas.
  • Más vale un remiendo feo que un agujero hermoso.
  • Ningún tonto tira cantos a su tejado.
  • No es más limpio el que más limpia, sino el que no ensucia.
  • No es más rico el que más tiene sino el que menos necesita.
  • No hay dieciocho años feos.
  • No hay más sordo que aquel que no quiere oír.
  • No ofende el que quiere, sino el que puede.
  • No siempre el que más habla es el que más razón tiene.
  • Ojos que no ven corazón que no siente.
  • Quien mucho habla, mucho miente.
  • Quien paga descansa, y el que cobra, más.
  • Quien tiene boca se equivoca.
  • Sarna con gusto no pica.
  • Se pilla antes a un mentiroso que a un cojo.
  • Secreto entre muchos, secreto a voces.
  • Según la choza, así es el guarda.
  • Soñaba el ciego que veía, y eran las ganas que tenía.
  • Tirar la piedra y esconder la mano, cosa de villanos.
  • Una buena capa todo lo tapa.


Sentencias
  • A grandes males, grandes remedios.
  • A mal vivir, mal morir.
  • A veces, es peor el remedio que la enfermedad.
  • Buenas acciones valen más que buenas razones.
  • Ceder no siempre es perder.
  • Cuando el dinero habla, la verdad calla.
  • Cuanto más alto subas, más fuerte será la caída.
  • El que más sabe más ignora.
  • El que todo lo quiere, todo lo pierde.
  • El tiempo es oro y quien lo aprovecha tiene un gran tesoro.
  • El tiempo todo lo cura.
  • En la causa está el remedio.
  • Hace más el que quiere, que el que puede.
  • Juicio precipitado, casi siempre errado.
  • La esperanza es el pan del pobre.
  • La experiencia es la madre de la ciencia.
  • La ingratitud es la hija de la soberbia.
  • La verdad a medias es mentira verdadera.
  • Lo bien aprendido, nunca es perdido.
  • Nadie puede huir de lo que le ha de venir.
  • No es pobre el que no tiene, sino el que mucho quiere.
  • Orgullo, riqueza y hermosura van a la sepultura.
  • Para bien morir, bien vivir.
  • Quien siembre ocio, recoge venganza.
  • Sale pronto la mentira si de la cuerda se tira.
  • Ya que no es posible vivir sin penar, templad el ánimo para saberlo soportar.

Dichos y frases

  • A lo hecho, pecho.
  • A nadie le amarga un dulce.
  • A una pequeña chispa le sigue una gran llama.
  • Ande yo caliente, ríase la gente.
  • Bicho malo nunca muere.
  • Cada uno cuenta la feria como le va en ella.
  • Cada palo aguante su vela.
  • Como soy del campo, aquí me zampo.
  • Con paciencia y caña todo se pesca.
  • Coser y cantar todo es empezar.
  • Cuando el tonto coge la linde, la linde se acaba y el tonto sigue.
  • Cuando el río suena, agua lleva.
  • Cuando te digan bacín, dices presente.
  • De donde no hay, no se puede sacar.
  • Del dicho al hecho, hay mucho trecho.
  • Dinero llama dinero.
  • Donde no me llaman no hago falta.
  • El gozo en un pozo.
  • El miedo es libre y cada uno coge lo que quiere.
  • El saber no ocupa lugar.
  • En este mundo "jodío" cada uno va a su "avío".
  • En este mundo traidor nada es verdad ni es mentira, todo depende del color del cristal con que se mira.
  • En la variedad está el gusto.
  • Entre todos la mataron y ella sola se murió.
  • Eres más agarrado que un chotis.
  • Eres más gandul que la chaqueta de un guarda.
  • Es más largo que un día sin pan.
  • Eres más tonto que hecho de encargo.
  • Eres más tonto que Abundio, que fue a vendimiar y se llevó uvas de postre.
  • Es más el ruido que las nueces.
  • Es más listo que el hambre.
  • Favor con favor se paga.
  • Hace mal quien no hace bien.
  • Hay más días que longaniza.
  • Ir por leña y volver caliente, le ocurre a mucha gente.
  • La ley del embudo: para mí lo ancho, para ti lo agudo.
  • La noticia mala llega volando, y la buena cojeando.
  • Las apariencias engañan.
  • Lo que abunda no daña.
  • Lo que escuece, cura.
  • Lo que fuere, sonará.
  • Mal de muchos, gozo es.
  • Nadie da lo que no tiene.
  • Nadie sabe lo que vale un duro, hasta que no lo pide con apuro.
  • No es lo mismo hablar que tener razón.
  • No hay rosas sin espinas.
  • Nunca es tarde si la dicha es buena.
  • Nunca segundas partes fueron buenas.
  • Para ese viaje no hacen falta alforjas.
  • Piensa mal y acertarás, aunque alguna vez te equivocarás.
  • Por un clavo se pierde una herradura.
  • Preguntando se llega a Roma.
  • Querer es poder.
  • Quien hizo la ley, hizo la trampa.
  • Quien no tiene cabeza tiene pies.
  • Saber es poder.
  • Se ha juntado el hambre con las ganas de comer.
  • Tanta paz lleves como descanso dejas.
  • Todo tiene solución menos la muerte.

Fuente:
http://frasesportemas.blogspot.com/2013/05/refranero-manchego.html



Las Costumbres Populares en la España del Quijote




Del Ilustre Hidalgo Don Quijote de la Mancha se han realizado numerosas afirmaciones, pero quizás la más acertada sea la del Historiador José María Jover, que lo sitúa como símbolo de su época:

«destaca su condición de breviario y culminación de una  cultura; exponente del conjunto de actitudes espirituales y mentales vigentes en la sociedad española por las décadas que presencian la transición del siglo del Renacimiento al siglo del Barroco; de reflejo fiel de ese mundo de hidalgos y escuderos, de cabreros y disciplinantes, duques y frailes, pícaros y galeotes, galeras y rebaños, v Fentas, cabañas y castillos en que encarnó y cobró vida nuestra cultura nacional en su época de máximo apogeo.»

Si bien desde la ficción, Miguel de Cervantes supo plasmar con asombrosa fidelidad una sociedad castellana contradictoria, estamentada, empobrecida y analfabeta, una sociedad donde la horna y el título social predominaba sobre cualquier otro elemento social. Una sátira de los libros de caballería, en definitiva,  que defendían esos mismos valores, por lo que el Quijote es considerado una de las primeras novelas «modernas» de nuestro país.

Antes de comenzar, realizaremos una breve introducción acerca del tiempo histórico de Cervantes y esta novela, característica esencial para comprender el porqué de la misma y sus diversas connotaciones sociales y culturales.

El Quijote ilustrado por Gustave Doré


La novela retrata una época comprendida entre finales del siglo XVI y principios del XVII, un período tradicionalmente considerado como crítico en la historia de nuestro país, ya que se comienza a augurar la decadencia del gran imperio español a consecuencia de las profundas crisis políticas (Guerra de los Treinta Años), económicas (encarecimiento de los impuestos, empobrecimiento de las clases tributarias, disminución del comercio con América, inflación y devaluación de la moneda), así como sucesivas crisis internas (expulsión de los moriscos, sucesión de malas cosechas e incidencia de diversas epidemias), que se trasladaron desde los reinados de los monarcas Felipe II y Felipe III.

Este convulso panorama hace que se agudicen las desigualdades sociales y se produzcan fuertes movimientos migratorios del campo a la ciudades, por ello  durante estos siglos, y como signo inequívoco del empobrecimiento general de la sociedad, comienzan los debates de estado acerca de la mendicidad y la proliferación de la delincuencia.

Destacable es también , y fruto de las duras condiciones en las que se encuentra esta sociedad española, la mentalidad castiza de la época, que se arraiga profundamente en la ideología de la Contrareforma, ósea, los ideales católicos marcaban el estilo de vida y la mayor parte de las costumbres de la sociedad.

Podemos afirmar, por tanto, que este complejo tiempo, contradictorio y convulso, fue el escenario de la novela de Cervantes,  y que por ello plasmó en la obra,  no sólo la estructura social de la época, sino también sus problemas, sus crisis, y las costumbres populares de sus gentes. Nada más comenzar, en la primera parte de la obra, encontramos una excelente descripción de cómo era la vida de un hidalgo empobrecido (exento de impuestos, pero en el escalafón más bajo de la nobleza) que habita en una aldea manchega:

«En un lugar de la Mancha, de cuyo nombre no quiero acordarme, no ha mucho tiempo que vivía un hidalgo de los de lanza en astillero, adarga antigua, rocín flaco y galgo corredor. Una olla de algo más vaca que carnero, salpicón las más noches, duelos y quebrantos los sábados, lentejas los viernes, algún palomino de añadidura los domingos, consumían las tres partes de su hacienda. El resto della concluían sayo de velarte, calzas de velludo para las fiestas con sus pantuflos de lo mismo, los días de entre semana se honraba con su vellori de lo más fino.»

La Vieja friendo huevos es un cuadro de juventud de Velázquez, pintado en Sevilla en sólo un año después de su examen como pintor. Artista: Diego Velázquez ...

Como podemos observar en este fragmento, Cervantes casi nos está realizando el recetario semanal de la dieta de nuestro hidalgo, hecho que se repite con asiduidad en la novela, pues pocos son los capítulos, como señala Isabel Fernández Morales, en los que no aparecen referencias explícitas o implícitas al comer. Dichas referencias resultan para nuestro artículo, fundamentales para conocer los comportamientos y la cotidianidad de la vida de estas gentes, entre las que también se incluían las formas de vestir y los complementos, como señala Verónica Azcue, en su artículo sobre El vestido en Don Quijote, donde los personajes de la novela aparecen identificados con una serie de prendas, colores u objetos que se asocian, de acuerdo a unas normas preestablecidas, a determinadas clases u oficios.

Por este motivo en la inicial descripción del hidalgo, se enumeran las prendas que reflejan plenamente su estatus social y su capacidad económica: sayo de velarte, calzas de velludo para las fiestas, pantalones de lo mesmo y el vellorí para los días de entresemana. Sólo en los días de fiesta puede el hidalgo permitirse vestir velarte o terciopelo, del cual sólo dispone de un modelo. Las calzas, que efectivamente eran distinguidas, son asimismo muestra de su desventajada situación, ya que sólo posee un par.

Como antes mencionábamos, los platos también forman parte de estas costumbres entre las  que destacan por su frecuente  aparición en la novela las llamadas «ollas podridas», plato que hace las delicias de Sancho:

«Que mientras más podridas son, mejor huelen y en ellas puede embaular y encerrar todo lo que en el quisiere, como sea de comer, que yo se lo agradeceré y se lo pagaré algún día.»

Capítulo XXIX Parte II
Dicho plato se elabora a partir de ingredientes contundentes y calóricos como carne, legumbres como los garbanzos, diversas verduras como las pencas, judías etc. Siguiendo con el análisis del primer fragmento, se encuentra la afirmación de «… más vaca que Carnero», que tiene su razón de ser en que la carne de la vaca, a parte de ser más económica, era de gran provecho para su uso en caldo, sopas, sofritos etc. Continuamos pues con el «salpicón las más noches»que se elaboraba con fiambre, restos de la carne de vaca picada con cebolla y aderezada con vinagre, pimienta y sal, «los duelos y quebrantos», que era un plato que no rompía la abstinencia  de carnes selectas que en el reino de Castilla ya que  se consumía en sábado, por lo que el plato consistía mayoritariamente en huevos con tocino y torreznos, o sesos,  las lentejas de los viernes, fijadas ese día por ser de ayuno y abstinencia de carne, por lo que el guiso se elaboraba con lentejas en potaje, ajos o cebolla,  y finalmente «algún palomino de añadidura los domingos».



La cocina con paloma es un elemento fundamental de la cocina manchega, tanto de esa época como en la actual, por ello numerosas viviendas contaban con palomares dedicados a la crianza de estas aves. El motivo de su consumo en domingo se debe, en opinión de Isabel Fernández Morales, a que se trataba de una costumbre servir y obsequiar a un invitado con un guiso de paloma.

Si nos fijamos en diversas partes del libro, Cervantes refleja los hábitos alimenticios de las clases más humildes encarnados en Sancho:

'Casamiento de Basilio y Quiteria' (óleo sobre lienzo, 1881), de Manuel García "Hispaleto"

«O dos manos de ternera que parecen uñas de vaca, están cocidas con sus garbanzos, cebollas y tocinos, y a la hora de ahora están diciendo cómeme, cómeme.»

Capítulo LIX, Parte II

Donde se demuestran una base alimenticia compuesta mayoritariamente por legumbres, carnes de cerdo y caza (liebre, perdiz, pichones), potajes a base de cebolla, ajos, laurel, sofritos con aceite de oliva, pimentón, aceitunas en salmuera, legumbres y hortalizas de temporada, jamón, embutido, buen queso manchego y vino de la tierra. Mención especial realiza Cervantes a las gachas (miga),  plato de pastores que se acostumbraba a tomar caliente con la llegada del frío, hechas a base de pan duro, aceite ajos, pimentón y agua. Y finalmente el Pan, el cual aparece de forma constante en la narración como alimento frugal del hidalgo, y como acompañamiento en los desayunos, almuerzos y cenas, consistiendo  en la base de la alimentación de la población española de estos siglos.

Con estas descripciones nos podemos hacer una idea de la vida rural de las poblaciones manchegas, entregadas a las labores de la tierra, el arado, la siembra, la cosecha, que marcaban la periodicidad de la vida en el campo, así como el pastoreo y la caza.

De fiestas, banquetes y bodas también se hace eco esta novela, pues en el capítulo XX y XXI están centrados en las bodas de Camacho el rico, y en ellos se realiza una descripción de los manjares y platos que allí se degustan: Ricas pepitorias, exquisitas frutas y salsa de almendras.



Por otro lado, uno de los lugares donde se podía disfrutar con asiduidad el recetario popular manchego eran las ventas. Es importantísimo mencionar aquí el papel que tienen las ventas o las posadas (donde se hospedaba y se comía en el trayecto de los viajes) en el Quijote, las cuales quedan representadas en la novela como un espacio privilegiado «mixtura» social, donde se juntan arrieros, caballeros, viajeros, cuadrilleros de la Santa Hermandad, prostitutas, y donde en la ficción de Cervantes, se llevan a cabo idílicos enamoramientos, diálogos filosóficos y desastres varios.

Por estas posadas, transcurren diversos personajes que encarnan lo más variado de la sociedad castellana, estructura que también podemos observar en otros pasajes, por ejemplo en el capítulo inicial, donde Cervantes describe a los allegados de Alonso Quijano, el ama y la sobrina, Sancho Panza y su familia con el otro labriego Pedro Alonso, el bachiller Sansón Carrasco, el cura y el barbero, don Pedro Gregorio, Ricote (un tendero morisco) y un sinfín de etcéteras que reflejan la realidad y los oficios de la época, y que como menciona Ignacio Arellano, especialista  de la universidad de Navarra, representa un mundo campesino con sus costumbres, fiestas, juegos y creencias, aficionado al refranero y a los cuentecillos populares, como nuestro escudero, inmerso en una cultural oral (el 90% de los campesinos son analfabetos), que no le impide conocer los libros de caballerías, o los cuentecillos folklóricos como el del pueblo del rebuzno, o el de las cabras que cuenta Sancho en el capítulo XX de la Primera Parte:

«… yo me esforzaré a decir una historia que, si la acierto a contar y no me van a la mano, es la mejor de las historias; y estéme vuestra merced atento, que ya comienzo. Érase que se era, el bien que viniere para todos sea, y el mal, para quien lo fuere a buscar…»

Donde se cuentan las bodas de Camacho el rico, con el suceso de Basilio el pobre.

Precisamente sobre los dichos populares, la cultura oral y en especial el refranero quijotesco, casi se podría elaborar una enorme compilación, pues el autor, fiel a la realidad de su tiempo, supo plasmar la sabiduría «parda» de esos campesinos y sus refranes, que sobre todo quedan reflejados en el personaje de Sancho Panza, el cual incluso peca en su excesivo recurrir a estos dichos como demuestra el siguiente pasaje:

«—también, Sancho, no has de mezclar en tus pláticas la muchedumbre de refranes que sueles, que puesto que los refranes son sentencias breves, muchas veces los traes tan por los cabellos que más parecen disparates que sentencias. — Eso Dios lo puede remedias —respondió Sancho—, porque se más refranes que un libro, y viéneseme tantos juntos a la boca cuando hablo, que riñen por salir unos con otros, pero la lengua va arrojando los primeros que encuentra, aunque no vengan a pelo.

Mas yo tendré cuenta de que aquí delante de decir los que convengan a la gravedad de mi cargo, que en casa llena presto se guisa la cena, y quien destaja no baraja, y a buen salvo está el que repica, y el dar y tener, seso ha menester. — ¡Eso sí, Sancho! —dijo don Quijote— ¡Encaja, ensarta, enhila refranes, que nadie te va a la mano!, ¡Castígame mi madre y yo trómpogelas!, Estoyte diciendo que excuses refranes y un instante has echado aquí una letanía dellos (…)»

Capítulos XLIII parte II
Sin embargo lo que no niega don Quijote es de la utilidad de esta sabiduría popular, pues célebre es esta cita de la novela donde el hidalgo afirma lo siguiente:

«Paréceme Sancho, que no hay refrán que no sea verdadero, porque todos son sentencias sacadas de la mesma experiencia, que es la madre de las ciencias todas.»

Fiesta de la comarca del Campo de Montiel "Las Bodas de Camacho", Fuenllana

Capítulo XXI parte I

Algunos otros refranes extraídos de la novela y que sorprendentemente siguen en nuestro castellano actual son los siguientes: «a buen entendedor pocas palabras bastan, come poco, y cena más poco que la salud de todo el cuerpo se fragua en la oficina del estómago, cuando a Roma fueres, haz lo que vieres, del dicho al hecho hay un trecho, el que ve la mota en el ojo ajeno, no ve la viga en el suyo, Dios ayuda al que mucho madruga, donde menos se piensa salta la liebre, hoy por ti, mañana por mi, la codicia rompe el saco, ojos que no ven, corazón que no se quiebra» y otros muchos que hoy día todavía podemos escuchar.

Del mismo modo, y como hemos señalado con anterioridad, la novela del Quijote, es también un reflejo social de los oficios de la época, ventero, posadero, comerciante, arrieros, mendigos, prostitutas, estudiantes o bachilleres, amas, labriegos, pastores, comediantes etc, pero uno de los personajes que aparece, sobre todo en los primeros capítulos de la obra y que llama poderosamente la atención es el barbero (cirujano) maese Nicolás.

El oficio de barbero de un pueblo o aldea tan reducida como es el caso de la novela, consistía en un sinfín de capacidades y cometidos, que iban desde afeitar y cortar cabellos y barbas, hasta sangrar, sajar, sacar muelas, aplicar ventosas etc. el motivo de esta ambivalencia reside en que los profesionales de la salud de esta época se centraban mayoritariamente en los centros urbanos cercanos a las universidades y hospitales, y con mayor incidencia ligados a instituciones monásticas que se encargaban entre otras atribuciones, de la asistencia a las personas necesitadas (mendigos y peregrinos), por tanto los barberos y sangradores de pueblo no gozan de una reputación tan considerada como sus homólogos urbanos. No obstante,  el barbero que nos presenta Cervantes es un personaje bastante ilustrado y culto, que se demuestra en sus conversaciones con el cura. Según María Estela González de Fauve, la actividad de los barberos durante los siglos XVI y XVII se vio incrementada por la necesidad de la población de pocos recursos de intervenciones sanitarias, sin embargo la población seguía utilizando remedios caseros de la medicina tradicional que promulgaban los curanderos, o se recurrían a los ensalmadores o a la invocación de santos (se cita en la obra cervantina Santa Apolonia, patrona de las afecciones de la boca por el bachiller Carrasco para que la ama diga una oración en su honor y alivie así a su amo del dolor de muelas). (Capítulo VII, parte II).

También es posible adivinar las normas o las costumbres higiénicas de limpieza de esta época basándose en la obra, ya que centrándose en los estudios de la vestimenta, el aseo personal únicamente se realizaba bajo prescripción médica, es decir que , según María Estela González de Fauve, las únicas partes que tocaban el agua y el jabón eran la cara, el cuello y las manos, pues según las creencias de la medicina del renacimiento, el agua es sinónimo de  desequilibrio, en tanto agente nocivo capaz de penetrar por los poros y la piel y de la exposición de los órganos, por ello esta costumbre de aseo en seco llevó a la sociedad a disimular su hedor corporal con ungüentos, perfumes, mejunjes y ahumando la ropa con hierbas aromáticas y aceites diversos.

Junto a las diversas costumbres de la épcoa también se encontraban las celebraciones y diversos rituales sociales como pueden ser las bodas, los bautizos, los entierros, las procesiones, festividades religiosas o las diversas fiestas populares. En el libro estos pasajes quedan fielmente representados por ejemplo en las celebraciones en torno a las bodas de Camacho en la segunda parte de las aventuras de Don Quijote. La descripción de los fastos aparece descrita de forma minuciosa desde la perspectiva del escudero:

«Lo primero que se le ofreció a la vista de Sancho fue, espetado en un asador de un olmo entero, un entero novillo; y en el fuego donde se había de asar ardía un mediano monte de leña, y seis ollas que alrededor de la hoguera estaban no se habían hecho en la común turquesa de las demás ollas, porque eran seis medias tinajas, que cada una cabía un rastro de carne: así embebían y encerraban en sí carneros enteros, sin echarse de ver, como si fueran palominos; las liebres ya sin pellejo y las gallinas sin pluma que estaban colgadas por los árboles para sepultarlas en las ollas no tenían número; los pájaros y caza de diversos géneros eran infinitos, colgados de los árboles para que el aire los enfriase.»

Sancho tampoco pierde ojo de los atuendos ricamente ornamentados de los nobles asistentes, así como de los novios, o de los complejos y delirantes bailes que allí se celebran.


También se reflejan las celebraciones religiosas tales como la del capítulo LII donde don Quijote arremete contra una procesión de disciplinantes, vestidos de blanco que llevaban un trono con la virgen. Los disciplinantes o  penitentes en la época iban vestidos de este color de manera que sus azotes, prodigados con cuerdas de algodón o cáñamo, entrevieran el color rojo de las heridas de sus espaldas descubiertas. Dichas acciones se realizaban como voto o rogativa para pedir algún favor celestial, en el caso de este capítulo para que lloviese.

Del mismo modo, en la obra de Cervantes también se citan y se reflejan otro de los entretenimientos de la época, los titiriteros, que  llegan a la población para contar la historia de Gaiferos y Melisendra,  y que como sostiene Jorge Fernández Gonzalo, esta sería una de las formas de trasmisión de cuentos y canciones populares, folclóricas y relatos míticos y caballerescos, a través de las compañías de actores, saltimbanquis y titiriteros que recorrían con sus cuadrillas los pueblos de la geografía española.

Y por último, para finalizar, el mismo Cervantes, con el fin de su propio personaje, en el lecho de muerte de Alonso Quijano ya cuerdo, nos hace una referencia hacia las órdenes testamentarias que podrían ser comunes en la época:

«Hizo salir la gente el cura, y quedóse solo con él y confesóle,  el bachiller fue por el escribano y de allí a poco volvió con él y con Sancho Panza; el cual Sancho, que ya sabía por nuevas del bachiller en qué estado estaba su señor, hallando a la ama y a la sobrina llorosas, comenzó a hacer pucheros y a derramar lágrimas (…) entró el escribano con los demás, y después de haber hecho la cabeza del testamento y ordenado su alma don Quijote, con todas aquellas circunstancias cristianas que se requieren, llegando a las mandas, dijo: Iten, es mi voluntad que de ciertos dineros que Sancho Panza, a quien en mi locura hice mi escudero, tiene, que porque ha habido entre él y mí ciertas cuentas, y dares y tomares, quiero que no se le haga cargo dellos ni se le pida cuenta alguna, sino que si sobrare alguno después de haberse pagado de lo que le debo, el restante sea suyo, que será bien poco, y buen provecho le haga; y si, como estando yo loco fui parte para darle el gobierno de la ínsula, pudiera agora, estando cuerdo, darle el de un reino, se le diera, porque la sencillez de su condición y fidelidad de su trato lo merece. Iten, mando toda mi hacienda, a puerta cerrada, a Antonia Quijana mi sobrina, que está presente, habiendo sacado primero de lo más bien parado della lo que fuere menester para cumplir las mandas que dejo hechas; y la primera satisfación que se haga quiero que sea pagar el salario que debo del tiempo que mi ama me ha servido, y más veinte ducados para un vestido.

Dejo por mis albaceas al señor cura y al señor bachiller Sansón Carrasco, que están presentes. Iten, es mi voluntad que si Antonia Quijana mi sobrina quisiere casarse, se case con hombre de quien primero se haya hecho información que no sabe qué cosas sean libros de caballerías; y en caso que se averiguare que lo sabe y, con todo eso, mi sobrina quisiere casarse con él y se casare, pierda todo lo que le he mandado, lo cual puedan mis albaceas distribuir en obras pías a su voluntad.

Iten, suplico a los dichos señores mis albaceas que si la buena suerte les trujere a conocer al autor que dicen que compuso una historia que anda por ahí con el título de Segunda parte de las hazañas de don Quijote de la Mancha, de mi parte le pidan, cuan encarecidamente ser pueda, perdone la ocasión que sin yo pensarlo le di de haber escrito tantos y tan grandes disparates como en ella escribe, porque parto desta vida con escrúpulo de haberle dado motivo para escribirlos.»

Cerró con esto el testamento. Capítulo LXXIIII parte II
Este último párrafo nos muestra la estructura de un testamento donde se refleja la estructura de propiedad del hidalgo, su trasferencia hereditaria, el cariz religioso de las últimas voluntades de don Quijote, y algunas estructuras del cuerpo del testamento, así como la necesidad de la constatación de la cordura del interesado, Alonso Quijano.

Tres hombres a la mesa, el almuerzo. Diego Velázquez

Como hemos podido apreciar a lo largo de este artículo y gracias a los numerosos estudios realizados por especialistas, las aventuras del ilustre hidalgo don Quijote, son, a parte de una crítica social y burlesca al género literario de caballería, un compendio de costumbres, usos y comportamientos de la sociedad de la época de transición del Renacimiento al Barroco, con sus manías, sus remedios populares, su religiosidad y sus contrastes, que Miguel de Cervantes, escritor universal de la literatura española, supo plasmar con maestría y realismo.







FUENTES y Bibliografía:

https://es.wikipedia.org/wiki/Dialecto_manchego
http://frasesportemas.blogspot.com/2013/05/refranero-manchego.html
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AGUILERA BERMÚDEZ, José Luis. "Los refranes en El Quijote". (Publicaciones de Albacete S.A. (PUBALSA): Diario LA TRIBUNA de Albacete) Ciudad Real, 1999.

CALERO LÓPEZ DE AYALA, J. L. (1995). Vocabulario dialectal de la Mancha Conquense: Estudio etnolingüístico de la región. Cuenca, Diputación Provincial. ISBN 84-87319-06-8.
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ECHEVARRÍA BRAVO, P. (1951). Cancionero Musical Popular Manchego. Madrid, CSIC.

SERNA PÉREZ, J. S. (1983). Así Habla La Mancha (2 ed.). Villarrobledo, Cervantes. ISBN 84-400-7820-X.

Fuente:

http://frasesportemas.blogspot.com/2013/05/refranero-manchego.html














































©Pedro Pablo Romero Soriano RS

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