Días grises, donde el silencio se instala de manera sigilosa. Nos ha pillado desprevenidos la irrupción de un virus agresivo. Las noticias nos recuerdan nuestra fragilidad.
En estos días pienso más de lo normal en todos vosotros, la generación del sacrificio. Sonrío levemente al recordar las historias una y mil veces relatadas por los mayores.
Aquellos que nacieron en los albores de una guerra civil, y que posteriormente vivieron una cruenta posguerra. Niños que nunca gozaron de una infancia. Unos marcados por la ausencia de la madre, otros por la del padre, y otros tantos por la de ambos.
El hambre sobrevolaba aquellos años donde las sonrisas quedaban desdibujadas. Las quinterias y sus arduos trabajos formaron parte de su vida durante un tiempo. Hazaones, albarcas desgastadas, ropa recosida y que no ofrecía demasiado calor. Mantas tirillanas y un horizonte difuso.
Ante aquel panorama de hambruna y necesidad, muchos tuvieron que coger su nimio zurrón y marcharse lejos de su entorno. Dejaron atrás lágrimas y recuerdos. Se despojaron de lo único que conocían;su vida y su pueblo.
En un nuevo lugar tuvieron que reinventarse, llevando consigo siempre la añoranza de lo dejado atrás.
Años donde el trabajo fue su único predicamento. Juventud y madurez apretando los dientes, sobreviviendo. Criaron a sus hijos envueltos en cariño, intentando que no les faltase nada. Se olvidaron de disfrutar. Esa palabra no existía en su vocabulario. Eran felices con poco. Siempre agradeciendo un nuevo día. Con nada hacían un remiendo.
Con nada alimentaban a todos los que se presentaran. Con todo nos ofrecieron una vida jamás soñada.
Fuisteis capaces de levantar a un país desolado, sordo de ayudas y cariño. Y muchos años después, fuisteis los que nos pusisteis el puchero y todo lo que necesitáramos para poder vivir. A nosotros, una generación harta de comodidad y carente de sacrificios.
Nunca nos soltasteis la mano, seguíais empujando más que nosotros. Ahora, ante la debilidad de vuestros cuerpos, cicatrizados de trabajo, esfuerzo y vida, os miro y pienso en vosotros.
No tendremos vida suficiente para agradecer todo lo que habéis realizado. Nuestro egoísmo, en muchas ocasiones ha prevalecido sobre el agradecimiento. Es ahora, en esta edad cuando más necesitáis de los vuestros. De la sociedad. De todos nosotros.
Puedo intuir en vuestros ojos el miedo a un adiós precipitado. En estos momentos donde os sentís huérfanos de besos y cariño de los vuestros, los recuerdos del ayer manan raudos. Intentando pasar el trance de la mejor manera posible. Aún en esta coyuntura sois los primeros en echarle valor, infundiendo ánimo. Aquellos que nos quedan, muchos solos, otros en residencias, algunos en pareja ...
Es tiempo de recordarnos que sin vosotros, la sociedad sería muy diferente. Qué la comodidad se escapó de vuestras manos para regalarnos lo que hoy tenemos. En estos días largos de espera, pienso en todos y cada uno de vosotros.
Tal vez es hora de que cambien nuestras prioridades. Nuestros mayores, son el mejor tesoro del que podemos disponer.
Una generación que nos dio demasiado, y que nunca esperó nada a cambio.
En estos días pienso más de lo normal en todos vosotros, la generación del sacrificio. Sonrío levemente al recordar las historias una y mil veces relatadas por los mayores.
Aquellos que nacieron en los albores de una guerra civil, y que posteriormente vivieron una cruenta posguerra. Niños que nunca gozaron de una infancia. Unos marcados por la ausencia de la madre, otros por la del padre, y otros tantos por la de ambos.
El hambre sobrevolaba aquellos años donde las sonrisas quedaban desdibujadas. Las quinterias y sus arduos trabajos formaron parte de su vida durante un tiempo. Hazaones, albarcas desgastadas, ropa recosida y que no ofrecía demasiado calor. Mantas tirillanas y un horizonte difuso.
Ante aquel panorama de hambruna y necesidad, muchos tuvieron que coger su nimio zurrón y marcharse lejos de su entorno. Dejaron atrás lágrimas y recuerdos. Se despojaron de lo único que conocían;su vida y su pueblo.
En un nuevo lugar tuvieron que reinventarse, llevando consigo siempre la añoranza de lo dejado atrás.
Años donde el trabajo fue su único predicamento. Juventud y madurez apretando los dientes, sobreviviendo. Criaron a sus hijos envueltos en cariño, intentando que no les faltase nada. Se olvidaron de disfrutar. Esa palabra no existía en su vocabulario. Eran felices con poco. Siempre agradeciendo un nuevo día. Con nada hacían un remiendo.
Con nada alimentaban a todos los que se presentaran. Con todo nos ofrecieron una vida jamás soñada.
Fuisteis capaces de levantar a un país desolado, sordo de ayudas y cariño. Y muchos años después, fuisteis los que nos pusisteis el puchero y todo lo que necesitáramos para poder vivir. A nosotros, una generación harta de comodidad y carente de sacrificios.
Nunca nos soltasteis la mano, seguíais empujando más que nosotros. Ahora, ante la debilidad de vuestros cuerpos, cicatrizados de trabajo, esfuerzo y vida, os miro y pienso en vosotros.
No tendremos vida suficiente para agradecer todo lo que habéis realizado. Nuestro egoísmo, en muchas ocasiones ha prevalecido sobre el agradecimiento. Es ahora, en esta edad cuando más necesitáis de los vuestros. De la sociedad. De todos nosotros.
Puedo intuir en vuestros ojos el miedo a un adiós precipitado. En estos momentos donde os sentís huérfanos de besos y cariño de los vuestros, los recuerdos del ayer manan raudos. Intentando pasar el trance de la mejor manera posible. Aún en esta coyuntura sois los primeros en echarle valor, infundiendo ánimo. Aquellos que nos quedan, muchos solos, otros en residencias, algunos en pareja ...
Es tiempo de recordarnos que sin vosotros, la sociedad sería muy diferente. Qué la comodidad se escapó de vuestras manos para regalarnos lo que hoy tenemos. En estos días largos de espera, pienso en todos y cada uno de vosotros.
Tal vez es hora de que cambien nuestras prioridades. Nuestros mayores, son el mejor tesoro del que podemos disponer.
Una generación que nos dio demasiado, y que nunca esperó nada a cambio.
Texto: Rosa Delgado.
Fotografía: La Alacena de D. Quijote
FUENTE:
https://www.facebook.com/laalacenadedonquixote/photos/a.446276288731206/4318606378164825/?type=3&theater
Co. Pedro Pablo Romero Soriano RS
Co. Pedro Pablo Romero Soriano RS
No hay comentarios:
Publicar un comentario